domingo, 27 de mayo de 2012

Capítulo 2.4.


Mariam va analizando todo como los detectives, dando vueltas alrededor de los mueves y toqueteándolo todo, y ya le han regañado varios vigilantes de la casa museo.
Ella asiente y pide disculpas, pero en cuanto estos se alejan vuelve a las andadas, lo que hace reír a Jose y a mí me enerva bastante. Me preocupa que puedan echarnos por un motivo tan tonto, porque esta casa es el único lugar en el que podemos buscar información.
Caminamos detrás de nuestro “guía” hasta legar a un patio central lleno de macetas, bastante parecido a los patios tradicionales cordobeses, aunque no tiene las paredes tan altas y entra bastante luz. En el centro hay una higuera cubierta de hojas, aunque sin ningún fruto. Junto al árbol, hay un banquito de madera. Jose cierra las puertas cuando los tres estamos en el exterior.
-     ¿Qué haces? ¿No iras a intentar robarnos? –Mariam lo mira con una sonrisa malvada, parece pensar en cómo va a castigarle si nos hace algo.
Me escondo detrás de ella, asustada. No tenemos nada que puedan robarnos, así que puede darnos una paliza… o algo peor.
Se acerca a nosotras lentamente, con aire peliculero y frotándose las manos. Su gesto me recuerda a una mosca y me da la risa floja, aunque ninguno de los dos se da cuenta. Recupero la seriedad pronto, no es momento para risas.
-     Claro que voy a robaros. Venga, soltad la pasta, ¡que soy un loco peligroso! –coge una rama de la higuera y empieza a hacer círculos en el aire con ella.
-     Vámonos, Andrea. Creo que está fumado…
-     Oye, oye, puede que me guste hacer el tonto, pero no estoy fumado. Solo quería tomaros el pelo –se ríe. Mariam, pillada por sorpresa, ríe también.
Aunque la diosa del sueño ha bajado la guardia, yo aún no estoy tranquila. Es extraño que nos haya encerrado en un patio sin motivo alguno, y más en un museo. Así lo expreso en voz alta.
-     Con el ataque de risa se me olvidó decíroslo. Esta zona de la casa está restringida, no pueden entrar los visitantes, pero como os veía tan ilusionadas… Allí se sentaba Marenka a escribir –señala con la rama al banco.
-     ¡Eso es, Marenka! Que rebuscada es la gente, con razón no recordábamos el nombre… -me alivia recordar el nombre de la escritora, así que grito ilusionada.
-     Pero bueno, ¿ni siquiera sabíais cómo se llamaba? Que tías más raras, venir a ver a una escritora que no conocen… La gente busca a sus ídolos, ¿sabéis?
Mariam me fulmina con la mirada. Por mi culpa, se ha notado mucho que no somos fans de la escritora, y si Jose es curioso, eso nos dará problemas.
Se hace un silencio incómodo, durante unos segundos solo se escucha el sonido de las hojas mecidas por el viento. Cuando se rompe el silencio, lo hace con la pregunta de Jose que esperábamos que no se produjese.
-     ¿Qué os traéis entre manos? –más que interesado, parece preocupado.
-     No es nada… teníamos una curiosidad sobre su último libro –Mariam planea algo, seguro, si no, no estaría dando tantos detalles- ¿Sabes si podríamos acceder a los documentos originales?
De pronto, interrumpiendo la conversación, la puerta se abre. Nuestro guía no parece preocupado porque nos hayan descubierto en un lugar prohibido, pero a nosotras nos va a dar algo. Subimos a la higuera a toda velocidad, tanto que se me cae una de las zapatillas.
En tensión, esperamos a que entre alguno de los vigilantes, pero por suerte no son ellos. De alguna forma, Álex, Isaac y el resto del grupo han conseguido entrar a la casa museo. Luz saluda a Jose y después a nosotras, que estamos bajando de nuestro escondite. Me recoloco la zapatilla mientras Mariam cuenta a los chicos cómo hemos llegado hasta aquí y que no hemos encontrado nada.
-     Bueno, ¿sabes algo de los documentos originales de último libro de Marenka o no? –le pregunta al chico del futuro, ante las miradas sorprendidas de todos.
Isaac se acerca flotando y me pregunta que si se ha vuelto loca o Jose nos ha amenazado para que le contemos detalles. Está preocupado por si es un Hirsizlar, pero le tranquilizo diciendo que creo que la diosa del sueño tiene un plan. No se relaja del todo, pero deja el tema y dirige su atención hacia el otro grupo.
Allí todos prestan atención al chico del futuro, que les está diciendo que la escritora quemaba sus originales y sus apuntes para que nadie pudiese copiar sus historias.
-     Era una vieja realmente paranoica, siempre preguntaba qué llevaban las comidas y las olisqueaba antes de probarlas. ¿Os he comentado que era mi abuela?
-     ¡¡Tu abuela!! –Martina, Isaac, Stefania y yo gritamos a la vez, impactados por el descubrimiento. Si Marenka era su abuela y ella tenía poderes… puede que Jose sea un dios.
Pronto formamos un corro el la esquina opuesta del patio, y discutimos si debemos hablar con él sobre historias de dioses. El chico nos mira extrañado, supongo que se pregunta a qué viene tanto secretismo.
-     Oíd, –nos interrumpe con su típica muletilla- yo a veces la ayudaba a escribir y sé bastantes cosas… pero prefiero contároslo en privado. Se lo contaré a aquella, que parece la cabecilla del grupo –señala a Mariam-, pero vámonos a un sitio con más calma. Que luego ella os pase la información.
Haciéndose el misterioso, sale del patio y después del museo, seguido de cerca por nosotros. Cada vez tenemos más preguntas e Isaac está muy nervioso. Hasta ahora, su instinto de fantasma no ha fallado, ¿será peligroso este chico del futuro?


-----------Nota de Sofía-------------
¡¡Perdón!! Entre unas tonterías y otras, he subido tardísimo el capítulo. El viernes no estaba inspirada, ayer me olvidé y esta mañana he estado en la piscina de una amiga.
No está mal de largo, y ha sido interesante de escribir, espero q no os decepcione.
Nos vemos el martes ^^

No hay comentarios:

Publicar un comentario