Jose no
parece comprender lo que está pasando y se queda quieto, pero todos los demás
están a punto de echar a correr hacia el grupo de gente. No parecen darse
cuenta de que es una locura que aparezcamos todos de golpe. Solo Stefania
repara en que hay varios dioses entre la multitud y consigue frenar al resto
del grupo, que ignoraba mis consejos.
-
Fijaos,
muchos de ellos dioses, puede que algunos Hirsizlar.
Samuel,
que es el único que parece estar tranquilo, pide a los demás que se aparten un
poco de la multitud. Nos escondemos detrás de otra tienda y, como siempre,
hacemos un corro alrededor del que parece haberse convertido en nuestro líder.
Incluso Alejandro ha olvidado todas las sospechas que tenía respecto al dios
del sueño.
-
Está
claro que ha pasado algo gordo, hay muchísima gente y no ha pasado más de media
hora desde que se llevaron a Andrea. ¿Tienes idea de lo que puede ser, Kenshi?
-
¿A
mí que me cuentas? A lo mejor se ha muerto la vieja, pero no creo que esa
reviente tan fácilmente.
-
Lo
mejor sería que fueran ellos a echar un vistazo –Álex nos señala a Martina y a
mí-. Son los únicos que no llamarán la atención.
No
espero la aprobación del resto de los chicos. En cuanto el dios del sueño
termina de hablar, cojo a Martina por su inmaterial brazo y salgo corriendo en
dirección a la pastelería Cerezo. No me gusta admitirlo, pero las palabras del
japonés han hecho que me preocupe por Ángeles.
----Narra
Andrea-----
Estoy
confusa. Es como si todo lo que ocurriese a mi alrededor fuese una película en
blanco y negro cuyo argumento no entiendo. Los vecinos pasan a mi lado
murmurando oraciones y un grupo de dioses a los que creo haber visto en la
fiesta llevan un ataúd.
Mis
pensamientos me tienen tan absorta que no noto el extraño contacto de una mano
inmaterial en mi hombro hasta que Isaac se pone delante de mí a dar saltos y a
gritar:
-
¡Andrea!
¡Andrea! ¿Estás bien? ¿Qué está pasando? Contesta, por favor-parece realmente
preocupado.
De
pronto, es como si la película tomase color y vuelvo a la realidad.
-
Isaac,
Martina… -termino de hablar con un
sollozo. Estoy a punto de ponerme a llorar cuando el chico me coge de la mano y
me pide que le acompañe.
Le
sigo, reprimiendo mis lágrimas. Caminamos por las calles del pueblo, pero es
como si no las viese. La película en blanco y negro ha vuelto y ya no puedo
evitar ponerme a llorar. Caigo al suelo de rodillas, pero no noto el dolor. Me
parece ver que un rayo de luz vuela por la calle y otro más grande se queda a
mi lado y me abraza como si me envolviese. Me aporta tranquilidad, muchísima
tranquilidad. Lloro con más fuerza aún y acabo por perder la noción del tiempo.
***
Despierto
rodeada de gente y, al pensar que estoy de nuevo en la pastelería, intento huir
con la poca energía que me queda. Alguien me agarra y estoy a punto de atacarle
cuando veo a Luz ofreciéndome un recipiente con agua. Me tranquilizo y veo que
las que me retienen son las inconfundibles manos oscuras de Kalahari. Al mirar
bien, descubro que estoy en el salón de la casa de Jose.
-
¿Qué
te pasó, muchacha? Estabas muy mal cuando te encontramos –pregunta el cubano-
Te desmayaste encima de Isaac, menos mal que Mariam te cogió a tiempo.
-
¡Isaac!
¿Dónde está? ¿Sabe lo que ha pasado?
-
Se
fue a dar una vuelta –me contesta la diosa del viento, que está muy contenta de
que me haya despertado-. Kenshi consiguió enterarse de todo lo que había pasado
y parece que le chocó mucho.
Saber
que Isaac se ha enterado de todo lo que ocurrió mientras estuve sola en el
futuro hace que esté a punto de desmayarme
de nuevo. Stefania, que acaba de aparecer con un abanico, me da aire y consigue
que no vuelva a caer. Con voz entrecortada, pregunto:
-
¿Me
odia?
-
Será
imposible que te odie, te lo digo yo –Martina entra atravesando la pared- Está
afectado, eso es todo. El que creo que si te odia es Samuel, estaba muy
enfadado.
-
Lógico,
se ha cargado a su abuela –responde un tipo desconocido que está sentado, por
algún motivo que no consigo adivinar, debajo de la mesa- Por mal que se lleve
con ella, siguen siendo familia.
-
¿Eso
es lo que pasó?No me enteré, tendría que haber estado más atento –se queja Kalahari.
El
desconocido empieza a narrar la historia y yo vuelvo a llorar. Esta vez nadie
me consuela, pero sé que lo merezco.
-----Pasado.
Mientras los demás buscaban a Andrea----
Dos hombres fornidos
cruzan las calles de un pequeño y pacífico pueblo. Uno de ellos lleva a cuestas
a una adolescente amordazada. Aunque hay mucha gente en las calles, nadie
parece reparar en lo extraño de la situación.
Llegan a una casa
antigua que anteriormente había sido una pastelería y que ahora estaba ocupada
por unos amigos suyos. Tras llamar varias veces a la puerta trasera, abre un hombre
de unos cuarenta años que desprende un desagradable olor a vino. Entran y, una
vez allí, acceden al comedor.
Una anciana les espera sentada en una butaca
de cuero, de aspecto notablemente más lujoso que el del resto de muebles. La
saludan con confianza y ella les da las gracias y les pide que se retiren
dejando allí a la muchacha. Cuando se cierra la puerta, la mujer se dirige con
aire altivo a la prisionera, que tiene la cabeza gacha.
-
Yo creía que eras sensata, Andrea. Ya
sospechaba que mis nietos y ese loco dios del tiempo estaban planeando alguna
estupidez, pero pensé que tú no les seguirías la corriente.
Andrea contesta con un
simple gruñido.
-
¿Sabes la de vidas que han arrebatado
ya los Hirsizlar? No se puede hacer nada contra ellos y, si tanta gente piensa
algo, será porque no les falta razón. Solo hacen daño a quien se lo merece.
Mira los dioses del tiempo. No hacían nada por el mundo, solo se dedicaban a
leer esos estúpidos libros sobre épocas que no iban a vivir. Y aquel muchacho
que siempre estaba por aquí cuando yo era niña. Era muy atractivo, eso no puedo
negarlo, pero tenía la cabeza llena de pájaros. Lo dejó todo por irse a buscar
a su hermano, el muy estúpido. Merecía morir, como el resto de los dioses del
fue…
Y
esas fueron las últimas palabras de la vieja antes de que, de la nada, surgiese
un árbol que destrozó el suelo y la ensartó en una de sus ramas.
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- Oh, vamos, deja de llorar. Piensa en lo que nos has quitado de encima, ahora solo nos tenemos que preocupar por los Hirsizlar. De todas formas no le quedaba mucho, Fernando tenía ya preparado el ataúd y todo
Álex
se sienta a mi lado en el sofá y me pasa su brazo derecho por los hombros.
Continúa hablando en voz más baja:
-
Además,
Samuel no se ha enfadado por lo de la vieja, sino porque no quería que la
historia siguiese su curso –me da una palmadita en la cabeza y vuelve a hablar
en voz alta- Verás como todo nos va a ir muy bien a partir de ahora. No le des
más vueltas, hiciste lo que debías.
-
Gracias
–murmuro débilmente. Le sonrío agradecida y decido cambiar de tema- ¿Quién es
él? Creo que no le conozco –señalo al chico que está bajo la mesa.
-
Soy
Kenshi, estos me han obligado a unirme a ellos. Yo no quiero, pero no tengo
nada mejor que hacer.
-
Encantada
de…
Como
suele ocurrir, alguien me interrumpe en mitad de la frase. Samuel entra dando
un portazo y pide a voces que todos vayan al salón. El resto del grupo va
apareciendo poco a poco, incluido Isaac que, por algún motivo que me hace
pensar que el mundo ha empezado a girar al revés, se sienta bajo la mesa con
Kenshi.
-
Ya
me he hartado de todo esto. –proclama Samuel- Nos las apañaremos para en un mes
tener el dinero suficiente para alquilar un minibús para un día entero. Nos
vamos de aquí. Ya no quedan más miembros del grupo descrito en el libro en
España. No admito réplicas.
-
Al
menos dinos a dónde piensas arrastrarnos –dice Mariam, muy tranquila,
levantando la mano.
-
A
Italia.
-
¿Qué
hay en Italia?
-
Italianos
–contesta Kenshi, al que nadie escucha.
-
El
sitio donde murió Isaac. Desde allí podemos volver a la época de su
fallecimiento si vamos con él.
-
¿Qué
pretendes hacer en esa época? No habíais nacido ninguno –señala Isaac. Kalahari
transmite sus palabras al resto.
-
Ya
he descubierto cómo parar a los Hirsizlar. Solo hay que ir a la época de su formación,
cuando aún no se habían organizado bien. Eso es lo más próximo que podemos
viajar.
-
¿No
podemos volver al año exacto en que se formaron? Álex nos llevará–pregunta Luz,
imitando el gesto de Mariam de alzar la mano.
-
No
puede viajar a la época de antes de su nacimiento. ¿Alguna pregunta más?
-
¿Cómo
piensas ganar tanto dinero? – pregunta Jose, siempre práctico.
-
¿Cuánto
pagarán los habitantes de este pueblo por ver perfectos espectáculos de magia
sin explicación?
Todos
sonreímos a la vez, incluso yo. La acción me ayudará a olvidarme de todo.
--------------Nota de Sofía----------------
Podéis matarme por alta traición, sé que prometí que habría capítulo el lunes o el martes, pero ¿Os acordásteis vosotros de los tres exámenes? Yo tampoco. Me tocó dedicar la semana a estudiar. Espero que lo comprendáis.
Disfrutad del capítulo. Pronto os anunciaré una sorpresilla ;)