*Contado por Isaac*
Ya hace un rato desde que Álex nos sacó
de la habitación. La tensión está en el aire. Luz, Martina y Stefania no dejan
de dar vueltas por la casa y esto pone a Jose muy nervioso. Se ha puesto a
gritarles, pero Mariam le da una patada y le dice que se calle, que no
desconcentre a Alejandro. Samuel es el único que conserva la calma, pero se
está dejando las uñas en el intento.
Yo estuve dando vueltas con las chicas
un rato, pero me ponía más nervioso al escuchar sus comentarios pesimistas (“¿Y
si muere?”, “¿Se le habrá infectado?”) y me senté junto al dios del sueño.
Cada vez que se oye un quejido de
Andrea, un escalofrío recorre el cuerpo de los que están vivos. Que tiempos
aquellos… Si no me hubiese dejado matar por los Hirsizlar, ahora mismo podría
estar dentro de ese cuarto ayudando al dios del tiempo.
-
Si ahora estuvieses vivo, serías todo un viejo. No
estarías tan preocupado por ella. De hecho, no habrías venido con nosotros.
Eres e mayor del grupo, tienes que infundirnos valor –Martina se para junto a
mí y revuelve mi pelo rubio.
-
¿Estaba hablando en voz alta? Pues menos mal que solo me
escuchas tú, si no habría parecido un loco.
-
Aquí al final los locos acaban siendo los mejores. Mira
mi hermano, no servía para nada hasta que tuvo que salvarle la vida a Andrea.
Desde luego, es mi ídolo.
No contesto, mi mente vaga entre los
recuerdos de mi hermano. Fue secuestrado por los Hirsizlar hace muchísimo
tiempo y fui incapaz de rescatarle. Al igual que Álex para Martina, él era mi
modelo a seguir. Supongo que él no se convirtió en fantasma, porque desde que
se lo llevaron solo he conseguido verle en fotos de Ángeles. Ellos se llevaban
muy bien, más incluso de lo que debían.
Se oye un portazo a mi lado y dejo mis
reflexiones. Alejandro acaba de salir del salón, con todas las manos y la ropa
llenos de sangre, y el pelo mojado por el sudor. A pesar de su mal aspecto,
sonríe. Todos se acercan a él y empiezan a hacer preguntas.
Sé que no me escuchará, hay demasiado
jaleo, así que entro a ver a Andrea por mí mismo. Hay más sangre que antes en
el suelo, pero el vendaje no se ha empapado tan rápido como antes. Tiene mala
cara, probablemente le ha subido la fiebre, pero ya no parece correr el riesgo
de desangrarse. Quizás deberían darle de comer para que recupere toda la sangre
que ha perdido. Me aparto de ella para pedir comida.
Cuando me doy la vuelta para acercarme
a Alejandro, que ahora es el único que puede escucharme, reparo en que está
junto a mí con una caja de pastillas en la mano.
-
¿No ha quedado mal, verdad? Tendrías que verlo, parece
un bordado profesional –me sonríe mientras saca uno de los pequeños redondeles.
-
Mientras esté bien, supongo que da igual cómo ha
quedado. Pero muchas gracias, Álex. Tiene que ser una tarea realmente desagradable.
-
Ay, no me des las gracias que me pongo rojo –hace un
gesto cursi, llevándose las manos a la cara. Es extraño ver a un chico cubierto
de sangre tan animado.
Está poniendo la pastilla en la boda de
nuestra amiga cuando entra Jose en la habitación. No parece enfadado con toda
la suciedad, pero tampoco está contento. Parece más bien asqueado.
-
Tú, ayúdame a subirla a la habitación. A ver si las
chicas pueden limpiar esto de alguna forma… Que asco.
La sujeta por la espalda, teniendo
cuidado de que el brazo herido no reciba golpes, y Alejandro la coge por los
pies. Entre los dos la llevan escalera arriba y la tumban en una cama.
-
Esta es la de invitados, que conste que mi cama es solo
para mí. Vosotros, si es que os pensáis quedar, os repartís el salón.
-
Eres un borde, ¿sabes? –Mariam ha subido detrás de
nosotros con una especie de gazpacho que intenta que Andrea se tome. Lo va
consiguiendo poco a poco.
-
Oye, que estás en mi casa, respétame un poco –se acerca
amenazante a Mariam, pero cuando esta se prepara para echarle la sopa por
encima, el chico se ríe.
-
Estás como una cabra –Andrea termina su gazpacho y los
tres bajan a contribuir con las labores de limpieza.
Álex me deja al cuidado de la enferma,
no sé si es porque abajo no serviría para nada o porque soy el que más tiempo
pasa normalmente con ella. Sea por lo que sea, da igual. No me habría quedado
tranquilo dejándola sola después de un ataque Hirsizlar.
-
Aunque no pueda defenderte, si puedo gritar a pleno
pulmón –le digo mientras paso mi brillante mano por su pelo.
-
Isaac… ¿tú… tienes… pulmones?
Andrea acaba de despertar y me mira con
una ligera sonrisa. Se le cierran los ojos a causa del dolor y la fiebre. No
aguanta mucho rato despierta, pero me hace ilusión haber escuchado sus primeras
palabras después de despertar.
Cuando ya duerme profundamente,
murmuro:
-No, creo que no tengo pulmones.
------------Nota de Sofía----------
¿Cómo van las vacaciones, gentecilla? Calurosas, ¿verdad? Espero que el capítulo de hoy os haya hecho olvidar por un rato ese sol ardiente que no nos deja vivir.
Ya se echaba de menos que Isaac participase tanto, con lo lindo que es. Sería interesante conocer a alguien como él en la vida real, pero que esté vivo, si no nos tomarían por locas xD
Ahí os dejo, disfrutad del verano.