lunes, 31 de diciembre de 2012

Capítulo 2.23.

 Isaac acaba de entrar en la cocina atravesando la puerta y parece muy nervioso. Insiste en que tiene que hablar conmigo, pero por más que insisto, las chicas no me dejan salir. Aunque ya no hay que hacer nada a parte de lavar las frutas del postre, están muy preocupadas con la idea de "hacer algo que rodo el mundo pensar asqueroso", como dice Stefania.    
-No no puedes dejar solas, no tenemos ni idea de cocina. Lo estropearemos todo y los chicos se enfadarán... -dice Luz, con tono triste cuando llevamos ya vaios minutos discutiendo.  
- ¡Pues que cocinen ellos, que tampoco tenemos por qué encargarnos nosostras!- grito, llegando al límite de mi pacencia.  Salgo acompañada de Isaac, que está algo asustado por mi grito, y en cuanto se recupera se disculpa por haberme estado ignorando. Me dice que no me odia, que solo estaba algo impactado porque la abuela es el único recuerdo que le quedaba de su juventud y que no debo preocuparme.  A pesar de que no me quedo muy tranquila, pues no me termino de creer que está tan afectado por un simple "recuerdo de juventud", lo dejo pasar. Al menos sé que no me odia, y el ambiente festivo dela casa hace que me olvide tanto de los papeles que robé con Álex (cuyo contenido, en realidad, no me parecía correcto mirar) como de los problemas con Isaac. Con el ritmo que llevamos en nuestros planes, no hay tiempo para otros problemas.  
    *  
Así, entre comidas escasas y actuaciones por los pueblos de alrededor, pasan dos semanas. Jose y Kalahari han encontrado trabajo embolsando ajos, con lo que nos sacamos un dinerillo extra.  Pero ahora nos hemos topado con un nuevo problema: Kenshi. O mejor dicho, el atractivo de Kenshi (el cual no veo por ninguna parte)  
Ayer estuvo haciendo un espectáculo con palomas que volaban a su alrededor y unas chicas algo raras se han plantado en la puerta, diciendo que quieren volver a ver a "ese ángel al que aman los pájaros" y Luz se ha puesto celosa y no deja de amenazarlas y gritar con que va hacerlas volar.  Ahora estas chicas la odian porque piensan que les hace la competencia y no permiten que salga de casa, lo que da bastantes problemas, pues sus poderes eólicos son los que más llaman la atención.  
Por otro lado, Samuel y Mariam están muy frustrados, pues el éspectáculo de hipnosis asustaba a la gente y hemos enido que cancelarlo, por lo que solo pueden dedicarse a atraer a la gente al espectáculo gritando.  
Lo que me lleva a Álex e Isaac, que no solo no gritan, sino que no se hablan. Al parecer el problema radica en el dios del tiempo, pero no me quiere explicar lo que le pasa y ha hecho que me enfade con él.  
En resumen, la casa es un caos y nuestros planes han dejado repentinamente de avanzar, lo que hace que los gemelos estén aún más irritados. Ahora mismo, Mariam está gritando a las chicas de la puerta para que dejen salir al grupo que actuará hoy (Kenshi y Luz entre los cinco componentes) y Samuel no deja de golpear la mesa con el bolígrafo, pues no consigue hacer un mapa de los lugares en los que están los tres miembros que faltan. Yo intento colaborar, pero mis conocimientos sobre geografía de mi época ya son batante malos. Mejor no pensar cómo me orientaré en un mapa de 2005.
 Cuando los actores consiguen despejar a las fans de Kenshi, oigo a Martina gritar desde el piso de arriba, donde estaba estudiando geografía italiana con Isaac.  Subo a ver qué está ocurriendo y los encuentro a los dos completamente revolucionados gritando algo de un teléfono y una bruja. Entre los gritos de la chica, él me pide que llame a Samuel. Al parecer han descubierto algo interesante, aunque no encuntro la relación entre un bruja y nuestro viaje.  
El chico tarda solo unos segundos n reunirse con nosotros, ansioso y con el pelo castaño completamente revolucionado. Parece aliviado de haber podido alejarse del mapamundi por un rato.  
- ¿Qué está pasando?  
- Parece que Martina ha descubierto algo,pero no entiendo lo que dice. Está gritándole a Isaac y habla muy rápido... Mejor ahora, gracias -Isaac consigue al fin que la chica se calme.  
- Te explicaré mi plan y, si lo comprendes, se lo vas contando a Samuel -me dice en uno de sus extraños ataques de mal humor la pequeña. Asiento y empieza a hablar:- Mientras Isaac estudiaba esta cosa tan aburrida, he decidido usar mi mente para algo y he pensado que ambos hemos muerto por ataques Hirsizlar y ahora somos fantasmas -no sé a dónde quiere llegar, pero le digo que continúe-. Lo que significa que, al haber muerto por asesinato nuestras almas permanecen en la tierra. Siguiendo esa regla, el alma de la amiga de Stefania que murió en el asalto al camión debería seguir aquí. Si vamos a nuestra época y conseguimos que alguien la invoque no tendremos que molestarnos en volver a los años 60.  
Al comprender el plan de la chica fantasma, nuestras caras se iluminan (incluso la de Isaac, que normalmente está iluminada en sentido literal). Todos estamos realmente ilusionados con el avance repentino de nuestro plan,  y pensar en que sin Alejandro no podremos llevarlo a cabo no nos hace mucha gracia.  Sin necesidad de ponernos de acuerdo, los cuatro salimos de la casa a todo correr.
No podemos esperar a ser doce, aunque tengo que reconocer que me resulta algo molesto pensar en que habrá más chicas fantasmas. Martina ya es bastante problemática.    

Samuel y yo no aguantamos corriendo más de doscientos metros (él, yo no pasé de los cincuenta), así que encargamos a los fantasmas que continúen el recorrido hasta el pueblo vecino en el que están actuando los chicos.
 -Ahora nosotros debemos encontrar a una bruja, pero... ¿dónde se encuentra una de esas?  Y, como llegada del cielo, se nos acerca una gitana ofreciendo romero y tarjetas anunciando "los trucos raros de mi niña, que tiene muncho arte"  
Así acabamos en uno de los barrios más conflictivos buscando la calle Rodolfo Martín para visitar a Madame Cosmos, secuestrarla de alguna forma y llevarla a nuestra época para invocar al fantasma de una desconocida.  
No eran estos mis planes cuando fui a la escuela aquel día que tan lejano parece ahora.

---Nota de Sofía-----
Buenas! Cómo van las vacaciones? Hay que ver lo corto que ha sido este año... Espero que el nuevo sea igual de bueno para todos. Disfrutad mucho de la última noche  de este y tened cuidado con los empachos ;) Nos vemos mañana!

domingo, 30 de diciembre de 2012

Capítulo 2.22

Aterrizamos en la que, antes del incendio, era mi habitación de Casa Morfeo. No hay nadie, pero en la planta baja se oyen muchas voces,por lo que deduzco que estamos en el día de la fiesta de cumpleaños de los gemelos.
 - Anda, es la primera vez que no te desmayas, te estás haciendo mayor -rie Álex,que por algún motivo ha aparecido encima del armario-. Si estás bien, vámonos al cuarto de la abuela. No podemos tardar mucho si no queremos que se de cuenta de que estamos allí. Ese día no dejó de entrar y salir para retocarse el maquillaje.  
- ¿Al dormitorio de Ángeles? ¿Para qué?  
- Para que te tranquilices y se te quite esa cara de funeral. Date prisa.  
Salimos del cuarto sigilósamente, asegurándonos antes de que no hay nadie en el pasillo. Las voces se intensifican cuanto más nos acercamos a las escaleras, por lo que a penas se escucha el chirrido del pomo de la tercera puerta más cercana.  
Cuando los dos estamos dentro,Alejandro cierra con cuidado y enciende una linterna que lleva en el bolsillo, probablemente robada de la casa de Jose.  
La decoración del lugar me deja sin palabras. Es una mezcla bastante recargada de distintas culturas: hay dos estatuillas de un dios indio, máscaras de alguna cultura antigua de América del Sur, máquinas del futuro, una estatua griega o romana de una mujer gorda desnuda... Y todos esos objetos de incalculable valor arderían pocos días después.  
-Venga, no te quedes ahí parada, ayúdame a encontrar una libreta rosa vieja. Cuando estuve rebuscando aquí con Mariam la encontramos en estas estanterías...  
El dios del tiempo mira los diversos volúmenes que ocupan el mueble más grande que he visto en mi vida (quitando la mesa del comedor, en la que deben caber más de 30 personas)      
*
 A pesar de lo estresado que estaba Álex, conseguimos encontrar el cuaderno en menos de diez minutos. Es bastante fino en comparación con los demás volúmenes, que son casi todos de mitología o los libros sagrados de diversas religiones. Está muy estropeado, pero aún se pueden distinguir las palabras escritas con tinta azul. En algunas páginas hay también objetos pegados.  
Mi compañero me lo quita de las manos y empieza a pasar las páginas rápidamente, dejando claro que sabe lo que busca.  Cuando llega a la que quería localizar, bastante abultada por unos documentos más antiguos que el propio diario, la arranca con destreza y me la da, aunque no me permite ver lo que pone. Antes de que me de tiempo a empezar a leer, coloca la libreta en su sitio y hace que volvamos al 2005.  

 Cuando volvemos aterrizamos en la cocina de la casa de Jose, donde Luz y Stefania intentan preparar patatas fritas sin mucho éxito. No parecen darse cuenta de que hemos salido de la nada y me arrastran para que les indique las cantidades de sal y aceite. Con disimulo, paso los documentos a Álex y me centro en la preparación de la comida.  

---------NARRA ALEJANDRO------------
 Ya he terminado la primera parte de mi plan para animar a Andrea. Hay que ver lo bueno que soy, no puedo soportar ver a una señorita sufriendo.  Cuando lea estos papeles se dará cuenta de que en realidad el matrimonio de Isaac y Ángeles es...  
- ¿De dónde has sacado eso? - voy caminando por el pasillo cuando el fantasma me retiene. Intento esconder los papeles, pero ya es demasiado tarde- ¿Por qué tienes tú esos papeles? No tienes derecho a...  
- Para, para, para. No hables tan rápido,que se me olvida lo que dices. Los he sacado del diario de Ángeles de cuando era niña y los tengo porque no me gusta ver a Andrea por ahí  como un alma en pena. Cree que la odias porque estabas enamorado de la vieja, y como tú no le haces caso he tenido que intervenir ¿Contento?
 - ¿Cree que la odio? Yo no... Solo estaba... Tengo que hablar con ella, me ha malinterpretado. ¡Y tú quema esos papeles ahora mismo!  Isaac va corriendo a la cocina, murmurando algo en voz muy baja.
Mientras todo se soluciona y alguno de los dos viene a contármelo (sé que lo harán) pido a Jose un mechero y salgo al patio a quemar los papeles. Confío en que sabrá apañárselas, aunque ese fantasma tiene muy poca habilidad para tratar con las mujeres.  

 No sé en qué momento del año aparecimos aquí, pero calculo que estamos en octubre porque ya hace frío algunos días y anochece temprano. La pequeña hoguera no calienta mucho, y que haya alguien detrás de mí soplandome en el cuello no ayuda mucho.
 - Mira que escena tan dramática. El chico se calienta en una hoguera mal hecha después de que su amor le deje por otro. Ahora tienes que jurar que te vengarás, Armando.  
- Me llamo Álex, Kenshi. Y no sé de lo que estás hablando, además de que no veo nada teatral en quemar documentos matrimoniales en un patio lleno de plantas marchitas.  
- Cierto, este escenario es algo cutre, pero admite que la historia merece la pena. Los romances de una pastelera cuya familia ha sido secuestrada por un grupo criminal. Algún día elegiré un pseudónimo de mujer y lo escribiré. Apuesto a que no lo leerá nadie.  
- ¿Qué dices de romances y pseudónimos? Jose y tú haríais un dúo cómico buenísimo, no decís nada normal nunca.  
- Pues esta vez he acertado y no me lo puedes negar, dios del tiempo. Y, como adulto responsable y maduro que soy, te digo que no dejes que se la quede el fantasma. Lo pasarán mal los dos.  -antes de que pueda contestarle, el japonés entra a la casa con aires de sobrado.
Ese chico solo dice tonterías, pero lo dice tan serio que parece que está diciendo algo normal.  Pero, a pesar de que sé que no se puede tomar en serio a un loco que se sube a los chopos y tira piedras a la gente que ve, no dejo de dar vueltas a sus últimas palabras en todo el día.  De hecho, lo último que pienso anes de drmirme esta noce es: "No me gusta esta sensación, pero creo que ese chico me conoce mejor de lo que yo me conozco".

--------Nota de Sofía--------
Sonará exagerado, pero ya hace un año del estreno de CDLP. Han pasado muchas cosas tanto en la historia como en el mundo real, así que os quiero dar las gracias por seguir aguantándome. Espero que os siga gustanto la historia aunque pase el tiempo.
Hasta mañana ^^

domingo, 2 de diciembre de 2012

Capítulo 2.21.


Camino por la calle junto a Kalahari y Luz.  A unos metros nos sigue el resto del grupo, charlando como si ir luciendo por ahí tus poderes mágicos fuese lo más normal del mundo.
Nadie esperaba que el plan se pusiese en marcha tan rápido y aún no nos ha dado tiempo a asimilarlo, pero intentamos aparentar seguridad. Sobre todo yo, que aún soy una novata, no puedo estar nerviosa mientras realizo mi parte de la función.
-     No sé ustedes, pero yo aún no me explico qué haremos con el resto de miembros del grupo que quedan en esta época. Al menos hay una chica más…
-     ¿Quién sabe? Seguro que Samuel tiene algún plan, es un tipo muy retorcido –contesta Luz a la pregunta del cubano.
Ahora mismo, eso es lo que menos me preocupa. Incluso la idea de que mi poder se descontrole y matar a dos personas en menos de cinco horas (en realidad, también se podría decir que han sido dos personas en cincuenta años, pero depende de cómo se mire), está en un segundo plano. Lo que realmente me preocupa es que Isaac no se ha acercado a mí desde que volvió a casa. He intentado disculparme, pero cada vez que lo hago, Kenshi intenta ligar conmigo y hace que me aparte.
Llegamos a la plaza del ayuntamiento, donde empezará nuestra función y abandono estos pensamientos para concentrarme en el plan.
 Tal y como dijo Samuel, el resto del grupo se para y nosotros seguimos avanzando. Nos colocamos en el centro de la plaza y mis acompañantes empiezan a hacer trucos básicos: Kalahari petrifica algunas hojas que hay en el suelo y Luz hace que el viento forme dibujos con ellas. Mientras, yo grito a la gente que venga a ver el espectáculo. Como predijo Samuel, nadie se acerca a nosotros. Ahora comienza la segunda parte del plan.
Los que se habían quedado parados junto a la calzada, se acercan a nosotros con gesto de curiosidad y nos rodean, haciendo como si fuese un espectáculo muy interesante y extraño. Cada cierto rato, aplauden.
Como no podía ser de otra forma, la masa atrae a más masa. En menos de dos minutos, se nos acercan unas abuelitas que acababan de salir de la iglesia y, para que se nos vea mejor, nos subimos a un banco. Yo sigo gritando, sin empezar aún con mi número.
Sigue llegando gente, atraída por los gritos y los aplausos y, cuando han pasado cinco minutos, puedo contar al menos a dieciocho personas ajenas al grupo. Entonces, decido poner toda la carne en el asador y yo también subo al banco.
Kalahari y Luz paran de moverse y piden silencio. Carraspeo un poco y, nerviosa, repito las palabras que Samuel me hizo memorizar:
-     Señoras y señores, antes de marcharnos queremos mostrarles  nuestro número más espectacular. Si les gusta, agradeceríamos un pequeño donativo –echo una pequeña canastita al suelo, que no tarda en tener algunas monedas cuyo valor desconozco. Después, saco las semillas que me dio Jose del bolsillo de mi delantal.
La gente nos mira con atención. Sé que no puedo fallar y me pongo algo nerviosa, pero consigo hacer lo que estaba planeado.
Lanzo las semillas al aire y Luz hace que dancen en frente de nuestro público. La gente se aparta asustada. De pronto, las semillas están a punto de caer sobre Mariam y ejecuto la segunda parte de mi actuación: las convierto en flores de jazmín. El público aplaude entusiasmado cuando las flores, atraídas por los poderes de Luz hasta los pies de Kalahari, se convierten en piedra y caen pesadamente al suelo. Los tres hacemos una reverencia cogidos de las manos mientras la canasta se va llenando.
Despedimos a la gente y agradecemos su donativo. El plan ha salido a pedir de boca y estamos muy orgullosos. Incluso un par de chicas adolescentes se acercan a pedirnos el truco, pero cuando Kenshi empieza piropearlas huyen despavoridas.
Cuando el resto del grupo ya se ha alejado, Kalahari recoge la cesta y empieza a contar lo que hemos sacado. Hay un billete azul grisáceo, varias monedas plateadas grandes y otras un poco más pequeñas doradas. Las cobrizas se cuentan a miles.
Un poco antes de llegar a la casa, el cubano grita muy ilusionado y nos explica que hemos conseguido quince euros. No se da cuenta de que no conocemos el valor de quince euros y sigue corriendo hasta llegar a nuestro objetivo.
Cuando llegamos nosotras, unos minutos después, nos encontramos al resto del grupo abrazado y gritando. Solo Isaac y Martina se han quedado al margen, así que les preguntamos a ellos qué está ocurriendo. Por desgracia para mí, nos contesta la pequeña:
-     ¿Recordáis que Jose se quedó aquí investigando precios de minibuses? –asentimos- No solo ha encontrado eso, también a encontrado a la diosa que quedaba en esta época. Juntamos eso con los quince euros en una hora y mirad lo que se monta
Los demás paran de saltar, pero siguen conversando a voz en grito y haciendo planes, así que nosotras continuamos interrogando a Martina:
-     ¿Y a qué sitio lejano tendremos que ir a buscarla? No me gusta mucho viajar…
-     A ninguno, nos pilla de paso. Parece ser que la madre conocía a la familia de la tía esta rara –me hace gracia ver que las expresiones bordes de Mariam se han pegado a las dos más jóvenes del grupo- y, cuando su hijo le ha contado lo de la investigación, le ha hablado de una turca que vive en Italia. Es parecida a la del libro, tipo Kenshi, cerrada y retorcida.
-     ¿Otra más? Nos van a amargar la existencia, con lo bien que estábamos al principio –interviene Álex, que se ha acercado a nosotras sin que nos demos cuenta-. Cambiando de tema… ¿Te vienes a dar un paseo, Andrea? Esta gente está muy revolucionada, me agobian.
Acepto. En un primer momento, me extraña que Alejandro se agobie por un ambiente festivo, pero después me doy cuenta de que es solo una excusa para dejar la habitación y quedarse a solas conmigo.
Avisa a voces de que vamos a dar una vuelta y, sin esperar a que nos contesten, me arrastra fuera de la casa y me obliga a sentarme en los escalones del porche. Él se sienta enfrente de mí, en el suelo, y me mira fijamente a los ojos.
-     Estás preocupada por Isaac –afirma.
Si hubiese preguntado cualquier otra persona, probablemente habría hecho como si eso no fuese cierto, pero me es imposible mentirle al dios del tiempo.
-     Mucho. No me habla desde el incidente con Ángeles  y no tengo claro por qué. Ya sé que fueron amigos cuando él estaba vivo y que...
Álex me interrumpe:
-     No fueron amigos, estaban prometidos. Pensaba que lo sabías y que por eso estabas tan triste.
No consigo responder, me encuentro en estado de shock. Isaac nunca me había contado nada de su relación con Ángeles, siempre había evitado el tema. Y ahora, de repente, Alejandro me sale con esto.
-     ¿Estás bien? Te has quedado blanca.
Y, por segunda vez en menos de un minuto, soy incapaz de mentirle:
-     No, me va a dar algo. Lo digo en serio.
Si esperaba unas palabras tranquilizadoras o un abrazo por su parte, me equivocaba profundamente. Lo único que hace es cogerme de la mano y, sin avisar, realizar unos de sus viajes en el tiempo. Esta vez, ya sea por el susto o por la tranquilidad del viaje, permanezco despierta y noto como su mano no suelta en ningún momento la mía. 

------------Nota de Sofía--------------
Aquí me tenéis de nuevo, con otro capítulo sin corregir y algo más corto que el anterior. Comprendedme, estoy en época de exámenes y me mente no da para mucho más. 
Para compensaros, quería anunciar la sorpresa de la que os hablé la semana pasada. En la imagen tenéis toda la información ;)
Para más información, ya sabéis dónde contactar conmigo. Si no, solo tenéis que mirarlo arriba, en el apartado "La autora"