domingo, 21 de octubre de 2012

Capítulo 2.17.


Nos quedamos unos segundos en silencio, intentando asumir la noticia de que tendremos que buscar a un fantasma. Solo Isaac y Martina murmuran algo, pero los demás nos limitamos a mirar fijamente a Stefania.
            Cuando parece que al fin Kalahari va a interrumpir el silencio, se oye un golpe en la cocina y Mariam y Alejandro entran al salón corriendo. Nos olvidamos del problema que se nos acaba de presentar y miramos a los recién llegados, que parecen muy alarmados. Todos hacemos preguntas, pero están tan cansados que son incapaces de contestarnos. La diosa del tiempo nos pide que les dejemos respirar con un gesto.
            Pocos segundos después Alejandro, con mucha ilusión, empieza a contarnos lo que ha ocurrido mientras estaban en nuestra época. Habla muy rápido y es bastante difícil comprender lo que dice:
-     ¡¡Estaba allí, lo hemos visto!! ¡Era uno de los que están arreglando la casa! Con cara de asiático, alto, con el pelo muy oscuro y peinado así –coge su pelo y lo estira hacia arriba-. Muy borde con todo el mundo, yo creo que es él…
Álex para de hablar y nos mira esperando nuestra reacción, pero nadie contesta. Ha hablado tan rápido y tan alocadamente que solo Mariam ha comprendido sus palabras. Suspira y, con cara de malas pulgas, empieza a explicarnos lo que el dios del tiempo ha dicho:
-     Cuando hemos terminado de hacer la compra hemos ido a echar un vistazo a las obras de la casa. El caso es que había un montón de tíos con mesas plegables haciendo dibujos y uno de ellos era chino. Bueno, Alejandro dice que es japonés, pero yo no lo distingo. El caso es que éste –señala a Álex- dice que el chi… japonés sale en el libro y se ha emocionado mucho.
-     ¿No había un japonés? No muy alto, moreno, antipático y mayor que todos los demás. La descripción física encaja, y de vez en cuando maldecía en su idioma cuando se equivocaba. Además, si está trabajando en un proyecto tan importante como para que le hayan dejado entrar al país, es porque tiene fama y experiencia… y eso último se consigue con la edad, ¿no?
Recuerdo al muchacho que están describiendo, pues aparecía en las páginas del libro a las que ayer presté atención. Como es típico en esa historia, no aparecía su nombre, pero se le llamaba “el reservado japonés”. Álex no lo ha mencionado (supongo que para evitar que se note que conoce más detalles de la cuenta), pero en el libro también se decía que su inteligencia era superior a la media y que le costaba mucho abrirse a los demás.
No me hace mucha gracia pensar en convivir con un tipo así, y menos tener que acercarme a las ruinas de la casa por si alguien nos ve y se lo cuenta a Ángeles, pero necesitamos avanzar y encontrar pronto al resto del grupo. Aunque no acostumbro a intervenir en las decisiones que se van tomando, soy yo la que propone ir a buscar al japonés:
-     ¿A qué estamos esperando entonces? Vamos a buscarle, a ver si avanzamos.
-     Últimamente hemos “avanzado”, como tú dices, mucho. Hemos encontrado a Jose y Kalahari, podemos tomarnos las cosas con calma… -me contesta Luz
-     ¿Calma? Nuestra gente está en peligro, Luz. Ya has visto lo que le han hecho a Martina –se queja Álex, muy enfadado.
-     Tranquilizaos –interrumpe Samuel la discusión-. Pensad un poco y analizad la situación. Tal y como está la cosa en nuestra época, no podemos llevar a Kalahari si queremos mantenerle con vida. Y no podemos ir todos si no queremos llamar la atención y que alguna vecina cotilla llame  a la abuela.
Asentimos. Puede que tengamos prisa, pero si vamos demasiado rápido todo lo que hemos hecho hasta ahora podría haber sido en vano.
Luz, Mariam y yo, que nos habíamos levantado dispuestas a partir, volvemos a tomar asiento. Samuel continúa con su discurso, aunque más que hablar con nosotros, lo hace para sí mismo. En voz baja, va enumerando las cualidades de cada uno mientras le observamos. Cada vez que dice algún nombre, esa persona se revuelve nerviosa en el asiento.
Pasado un rato, empieza a hacer cuentas con los dedos. Ahora, en lugar de hablar, mueve los labios. Cuando llega a cinco, alza la mirada y empieza a enumerar a las personas que irán a nuestra época.
-     Álex tendrá que ir por fuerza, porque él es el dios del tiempo; yo iré también para controlaros un poco, que no me fío, y por si hay que dormir a alguien; Jose, que tiene mucho descaro y su carácter es parecido al del japonés; por último… creo que lo mejor será que vayan Andrea e Isaac.
Los dos nos miramos sorprendidos. Ni Isaac ni yo tenemos ninguna cualidad especial que nos haga imprescindibles, y esperábamos quedarnos en 2005.
Nadie parece comprender la decisión del dios del sueño, pues lo más lógico sería que hubiesen ido Mariam y Stefania por la fuerza de la primera y la inteligencia de la segunda. Antes de que empecemos a quejarnos, Samuel vuelve a tomar la palabra:
-     No me he vuelto loco, creo que está bien que vayan ellos dos. Andrea es muy tranquila e inocente y suele caer bien a la gente, así que podría ayudar a la hora de acercarse a “la presa”.
-     Sí, lo de Andrea puede colar, pero… ¿Qué narices pinta el fantasma en todo esto? –gruñe Mariam. Isaac le dedica una mirada fulminante.
-     Pinta más de lo que parece. Aquí no serviría de mucho, porque el único que puede interactuar con él es Kalahari, y ni siquiera puede verle. Y si viaja, tendrá a Alejandro y Andrea. Además, si pasa algo o hay una pelea, todos podremos intervenir excepto ella, y me quedo más tranquilo si sé que tiene a alguien que la cuide.
Por algún motivo, todos parecen de acuerdo con la explicación del dios del sueño. A mí me molesta que piensen que necesito que alguien me cuide, como si fuese una niña chica, pero tengo que reconocer que me sentiré más tranquila con Isaac a mi lado.
Así, al ver que nadie tiene nada que objetar, Samuel da por aprobado su plan y pregunta a Álex si se encuentra lo suficientemente bien para hacer otro viaje temporal. Este asiente, y me alegro mucho al ver que ha cogido confianza a la hora de utilizar sus poderes. Agarra el brazo del dios del sueño y Jose no tarda en seguirle.
Yo dudo un poco, pues el último viaje temporal que hicimos fue bastante accidentado. Miro a Isaac, buscando la tranquilidad que normalmente me infunde hablar con él. Me sonríe y, mentalmente, me susurra unas palabras de ánimo.
Después de esto no tardo en agarrar el brazo de Alejandro, ya más tranquila. Como ha dicho Isaac: “Si pasa algo, nos pasará a todos juntos. Y cuando algo que te paso junto a tus amigos no puede ser realmente malo”.
De pronto, una fuerte luz nos rodea y todo comienza a dar vueltas.

-----------Nota de Sofía---------------
Hoy voy con prisa, pero he hecho un capítulo más o menos decente. Si hubiese tenido más tiempo le habría metido más rollo, pero de pronto tengo muchos compromisos sociales --.--" ¡Con lo agustito que estaba yo en mi sofá!
Espero que os haya gustado y que comentéis :)

domingo, 7 de octubre de 2012

Capítulo 2.16


-     ¡Vamos! Joder, cómo duerme esta tía. ¡Despierta, Andrea! Será posible, siempre la misma historia –escucho entre sueños a alguien que habla a mi lado, pero no termino de despertar. Mi madre está regañándome por haber quemado una barra de pan y sé que debo escuchar lo que me dice.
-     Isaac dice que quiere intentarlo, deja que el muchacho lo intente –interviene otra voz, de extraño acento.
-     Si lo consigue el fantasma antes que yo, mataré a alguien –gruñe la primera.
-     Ve pensando en quién será tu víctima –una tercera voz ríe a mi lado- ¡Andrea, levanta, que hoy puedes ir al colegio!
-     ¿En serio? –me levanto de un salto y me mareo un poco. Cuando me recupero, me doy cuenta de que no estoy en la pastelería y me invade la desilusión. Voy a empezar a regañar a Isaac por despertarme así cuando Mariam me coge del brazo sano y me gira hacia ella.
-     ¿Dónde está tu dinero? Lo hemos buscado por todas partes y solo ha salido una moneda de cinco duros.
-     No tengo más, se quedó todo en casa… ¿o lo guardó la abuela? No lo sé.
La diosa del sueño no me contesta. Da dos o tres vueltas por la habitación murmurando algo y luego empieza a llamar a voces a Alejandro. Luz, que estaba leyendo uno de los libros de la Mariam del futuro, me explica que irán ellos dos a comprar a nuestra época. Me quejo, yo también quería volver a casa, pero Stefania me explica la situación con sus típicos errores gramaticales. En primer lugar, solo puede ir una persona (a parte de Álex)  porque lo más probable es que nos estén buscando, y Mariam tiene mucho talento a la hora de regatear los precios. En segundo lugar, aquí hace falta gente para analizar el RDHN (Registro de Dioses del Hemisferio Norte) en busca de los que faltan en el grupo. Y, en tercer lugar, la poca ropa que teníamos quedó destrozada por la pelea del día que llegamos y necesitamos que alguien la arregle, además de modificarla para que se ajuste a esta época.
Después de despedirnos de los viajeros temporales y pedirles que no tarden mucho en volver con la comida, los que quedamos nos repartimos los trabajos.
·         Luz y yo formamos el equipo de Restauración de Vestimenta.
·         Kalahari pasa a ser el diseñador de los trajes y exige ser llamado Kalahari Ruiz de la Prada, cosa que solo Jose parece comprender. Stefania llevará a cabo los proyectos del cubano.
·         El Equipo de Investigación queda formado por Martina y Samuel, que investigarán a los dioses de nuestra época; y Jose e Isaac, que investigarán a los dioses de esta. Como nadie del grupo puede escuchar a los fantasmas, tendrán que comunicarnos sus descubrimientos a los del piso de abajo, que haremos de canal entre ellos y los “humanos”
Los del Equipo de Investigación suben al primer piso, donde Jose guarda los libros, arrebatando a Luz el que estaba leyendo para que no se distraiga del trabajo. Los de Reparación de la Vestimenta y Diseño ocupamos el salón.
Al fin, después de tanto tiempo haciendo planes, me siento realmente activa. Aunque mi trabajo sea relativamente sencillo, sé que es útil para que el resto de actividades den resultado. Remiendo agujeros, quemo hilos salidos, arreglo bajos pisados. Estoy realmente concentrada en lo que hago, y eso me gusta. Ni siquiera cuando iba a la escuela me sentía tan bien, tan llena de energía. Me planteo si, en un futuro, debería dejar la panadería de mis padres y montar un taller de costura. Le pregunto a Luz, que el otro día decidió que se quedaría en el sur aunque sus padres la desheredasen, si querría ser mi socia.
-     ¡Claro que sí! –me contesta, ilusionada- Lo llamaríamos “Las apasionadas costureras guerreras”.
-     Primero guerreras. Vosotras más pasión con eso –interviene Stefania, que está haciendo agujeros en los vaqueros de Mariam. Según Kalahari eso está de moda, pero me duele solo con verlo.
Voy a contestarle que yo soy demasiado tranquila y que no me gustan las guerras, pero unos gritos en el piso de arriba me interrumpen. Aunque al principio me asusto pensando en un posible ataque Hirsizlar, pronto la voz de Jose se escucha sobre las demás, tranquilizándonos:
-     ¡Tenemos a uno! ¡Un tío con un nombre más raro que un perro verde!
-     ¿De dónde? ¿Cuándo lo vamos a llamar? –contesta Kalahari, muy ilusionado.
-     Ese es el problema, que hay que ir a buscarle en la otra época. Es turco, no lo vamos a traer tal y como estaban las cosas por aquí en los 60 con los extranjeros. Es turco. Luego hablamos –explica Samuel, para disgusto del cubano.
Discutimos un rato sobre el asunto de la nacionalidad del nuevo integrante del grupo, pues que se uniese a nosotros implicaría viajar a una de las primeras bases Hirsizlar y, además, Mariam y yo tendríamos que aprender el idioma común.
Los del grupo de Vestimenta llegamos a la conclusión de que lo mejor sería dejar ese viaje para el final, cuando ya casi esté el grupo completo y Mariam y yo consigamos decir algunas frases básicas. Según me explicó una vez, solo sabe saludar y decir tacos.
-     Por cierto, Andrea, ¿llegaste a controlar tus poderes? –me pregunta Stefania, poniéndome en evidencia y consiguiendo que la odie más que nunca.
-     La verdad es que no he vuelto a intentarlo desde aquella vez en la chopera de Sevilla.
-     ¿Por qué no pruebas a resucitar las macetas del patio cuando acabemos de coser? Jose me comentó que las riega, pero que esa tierra no les gusta –me anima Luz, con su típica felicidad inocente.
Asiento y sigo cosiendo en silencio. Los del grupo entran en un cruel debate sobre la mejor forma de deshacerse del típico gato que escarba en tus macetas para hacer sus necesidades, y yo prefiero no intervenir. Si aparece Mariam y los escucha hablando sobre semejante asunto, hará que todos durmamos hasta el fin de los tiempos.
Esta última reflexión, hace que empiece a pensar en el cuento de La Bella Durmiente y desconecte del todo del mundo que me rodea.
Cuando quiero darme cuenta han pasado treinta y cinco minutos, y los chicos de arriba vuelven a hacer ruido, aunque esta vez solo son dos voces, las de Isaac y Martina. La pequeña es la que se pone en contacto con nosotros, mientras el antigua dios del fuego refunfuña algo incomprensible:
-     ¡Kalahari! ¡Dile a Samuel que hemos encontrado a una tía de los países del este, muy lista, que se parece mucho a uno de los personajes del libro!
-     ¡No le hagáis caso, es Stefania! Pero ella está convencida de que es otra persona. Niña cabezota…
-     ¿Cómo va a ser Stefania? El fragmento del libro que Jose ha copiado de ella dice: “Su larga cabellera rubia era mecida por la suave brisa marina mientras ella, impasible, perdía su mirada en la gran ola que acababa de crear”. ¿Qué me dices de la ola? ¿Y del pelo rubio?
-     El pelo de Stefania es castaño claro, puede pasar por rubio. Y el fragmento no especifica si es una ola como las del mar o una ola de luz, como la de la resurrección de Cristo en la Biblia.
Kalahari cuenta la discusión entre los dos fantasmas a las chicas del equipo de Vestimenta antes de transmitírsela a los de investigación, para ver lo que opinan. Mientras decidimos qué hacer, pido a Isaac y Martina que sigan investigando a los demás personajes del libro.
Cuando termino de hablar mentalmente con Isaac (no quiero distraer a los otros gritando), el cubano aún está explicando a Luz y Stefania lo que ha ocurrido. De alguna forma extraña, ha memorizado perfectamente cada palabra que han dicho los fantasmas. Le pido que se de prisa para que podamos remprender el trabajo, así que hace un breve resumen de las dos últimas intervenciones. Después, mira a las chicas esperando que alguna diga algo, pero pasan unos segundos antes de que eso ocurra.
La que habla es la rumana que, por algún motivo, está completamente pálida. Nos pide que llamemos a los del equipo de investigación y asegura que tiene que contarnos algo importante. Mientras bajan, desaparece en la cocina en busca de un vaso de agua.
Nos sentamos en el sofá y las sillas de comer, dejando un hueco en el centro para que Stefania se siente. Explicamos rápidamente a Jose y Samuel lo que los fantasmas habían encontrado, dando tiempo a la rumana. Tarda un poco en volver, pero no parece en absoluto recuperada. Traga saliva antes de hablar y, en voz baja, nos empieza a contarnos lo que tanto la ha asustado:
-     Yo conocí a chica esa. Ser hija de una Hirsizlar, pero no mala persona. No compartir ideales malignos, ella neu… neutral. Pero querer mucho a su madre, siempre con ella y… murieron las dos en camión que volaron mis padres en Rumanía.

-----------Nota de Sofía--------------
-¡Oh, que gran final! ¿Qué va a ocurrir ahora, queridísima Sofi?
- A mí no me preguntéis, que no tengo ni idea. El capítulo ha salido así porque sí, esta misma mañana no tenía ni idea de lo que iba a escribir. Solo espero que os haya gustado y que comentéis ^^

PD: Ya os animé en tuenti a hacer una porra para el Barça-Madrid de esta noche, pero os lo repito aquí. Si acierta alguien, os hago Botellón de Capítulos. Puede participar todo el que quiera, aunque no lea la historia ;)
Tenéis hasta las 19:50