martes, 15 de mayo de 2012

Capítulo 2.1.


      Es bastante difícil expresar cómo me siento en este momento, pero mi estómago me recuerda a cuando hacíamos pasteles en la panadería y me empachaba, y mi cabeza da vueltas.
      Acabo de hacer un viaje en el tiempo con un grupo de amigos, que persiguen el mismo objetivo que yo: Encontrar a los Hirsizlar, una asociación de dioses poderosos que quieren destruir a las familias menos poderosas, y rescatar a todos los que se han llevado, además de vengar algunas muertes.
      Vale, dicho así suena a cuento inventado por una mente loca, pero esta es mi historia. Y aunque hay partes de ella bastante divertidas, la des viaje del tiempo no entra en esa lista. Estoy tan mareada que casi no puedo abrir los ojos ¿Habrán llegado vivos los demás? Alejandro ya nos advirtió de que era la primera vez que había llevado tanta carga en uno de sus viajes.
      Poco a poco se me va pasando el mareo y consigo abrir los ojos. Por suerte, todos han llegado bien, incluso los fantasmas, a los que no sabíamos si se podía llevar de una época a otra. Ellos parecen los menos afectados y lo miran todo con interés.
-   -  Hey, Andrea, ¿tu imaginabas esto así? Pensé que habría millones de fábricas por todas partes, coches voladores… -me dice Isaac, un fantasma que apareció en mi habitación el mismo día que conocí a los dioses.
Estamos en mitad de una chopera, donde antes estaban las ruinas de Casa Morfeo. En lugar de los coches que circulaban a toda prisa por Sevilla, la última vez que fui al futuro, aquí hay pájaros y árboles. Empiezo a plantearme que hemos retrocedido en el tiempo en lugar de avanzar, pero Martina me explica lo que sucede en realidad:
-     -Hay pueblos rurales que no han crecido demasiado en estos años, pero se nota que ha pasado bastante tiempo. No hay ni rastro de Casa Morfeo, y eso ya llevaba bastante tiempo aquí incluso cuando nació mi hermano.
-   -  ¡Mirad, ya se está despertando Mariam! Le ha costado, con la energía que tenía esta mañana…
-     -Ay, que mareo más malo… -se queja la chica, levantándose del suelo- ¿Hemos llegado? –pregunta al verme
-     -Según Martina, sí, aunque la zona no ha cambiado mucho. A ver si despiertan los otros y podemos ir a explorar.
Antes de que termine de hablar, la diosa del sueño está dando golpecitos a todos, gritando que no hay tiempo que perder. En parte tiene razón, ya que no sabemos dónde pasar la noche.
Samuel y Stefania se levantan a la vez, cosa que hace reír a Isaac. Opina que están muy compenetrados y que acabarán casándose. Me alegro de que Mariam no pueda escucharle, porque con lo mal que se lleva con la rumana, no le haría ninguna gracia la posibilidad de que su hermano se case con ella. Se habría puesto como un basilisco.
Luz despierta poco después, bastante ida y cantando “María de la O”. Desde luego, parece imposible que esta chica deje de cantar esté donde esté. Cuando recupera del todo la conciencia, empieza a hacer preguntas que nadie contesta, pues estamos demasiado distraídos viendo a Mariam zarandear a Alejandro mientras le grita que se despierte.
No tarda en conseguirlo, con esas voces que estaba dando, lo raro sería que Álex hubiese seguido durmiendo. Nos mira a todos con los ojos entrecerrados, como si le estuviese dando el sol de frente, y nos cuenta.
-Samuel, Mariam, Andrea, Luz, Stefi, Martina, Isaac… ¡Habéis llegado todos! –de pronto, se pone de pie y nos abraza uno a uno. Está reamente feliz, pero eso a Mariam no  le importa.
- Venga, venga, dejaos de chorradas y vámonos de aquí, que hasta el pueblo de la tía esa tenemos por lo menos veinte minutos de recorrido.
Obedecemos con desgana, aunque hay que reconocer que ver nuestro pueblo del futuro resulta divertido. Sigue habiendo pocas tiendas y los bares son el negocio dominante. Álex me susurra que no tiene nada que ver con Sevilla y los dos reímos. Por ahora, está siendo interesante esta “excursión”.
Tal y como había calculado Mariam, en veinte minutos hemos llegado al pueblo vecino. Éste si ha crecido bastante, sospecho que va a ser difícil encontrar a la escritora por aquí. Más que nada, porque a la brillante mente de Samuel se le ha olvidado el nombre de la señora.
-    -  ¡No es mi culpa! ¡Era un pseudónimo muy raro!
-    - Yo tampoco recordar… ¿Marinka Boronova? ¿Mankari Novara? –Stefania se pone nerviosa.
Mariam, que ha perdido la paciencia, se pone a gritar a voz en cuello, lo que provoca que todas las miradas se dirijan hacia nosotros. No había bastante con el aspecto que llevábamos (no hemos visto a nadie vestido con estas pintas), sino que teníamos que ponernos a chillar en la plaza principal.
Intento detenerles y hacer que se den cuenta de que están llamando demasiado la atención, pero solo se paran cuando un chaval de vestimenta igual de extraña que las nuestras, se acerca y pregunta:
-     -A ver ¿qué coj* pasa aquí?

-----------Nota de Sofía------------
   Ya está aquí la segunda parte de Crónicas de la Pastelera, ¡hay que ver lo rápido que pasa el tiempo! No solo habrá escenarios completamente nuevos, sino también personajes de los más curiosos. 
   Si queréis conocerles, seguid leyendo la historia, no os adelantaré nada (muajajaja)
   Espero que os esté gustando :3

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