Es bastante difícil
expresar cómo me siento en este momento, pero mi estómago me recuerda a cuando
hacíamos pasteles en la panadería y me empachaba, y mi cabeza da vueltas.
Acabo de hacer un viaje
en el tiempo con un grupo de amigos, que persiguen el mismo objetivo que yo:
Encontrar a los Hirsizlar, una asociación de dioses poderosos que quieren
destruir a las familias menos poderosas, y rescatar a todos los que se han
llevado, además de vengar algunas muertes.
Vale, dicho así suena a
cuento inventado por una mente loca, pero esta es mi historia. Y aunque hay
partes de ella bastante divertidas, la des viaje del tiempo no entra en esa
lista. Estoy tan mareada que casi no puedo abrir los ojos ¿Habrán llegado vivos
los demás? Alejandro ya nos advirtió de que era la primera vez que había
llevado tanta carga en uno de sus viajes.
Poco a poco se me va
pasando el mareo y consigo abrir los ojos. Por suerte, todos han llegado bien,
incluso los fantasmas, a los que no sabíamos si se podía llevar de una época a
otra. Ellos parecen los menos afectados y lo miran todo con interés.
- - Hey, Andrea, ¿tu imaginabas esto así? Pensé que habría
millones de fábricas por todas partes, coches voladores… -me dice Isaac, un
fantasma que apareció en mi habitación el mismo día que conocí a los dioses.
Estamos en mitad de una chopera, donde
antes estaban las ruinas de Casa Morfeo. En lugar de los coches que circulaban
a toda prisa por Sevilla, la última vez que fui al futuro, aquí hay pájaros y
árboles. Empiezo a plantearme que hemos retrocedido en el tiempo en lugar de avanzar,
pero Martina me explica lo que sucede en realidad:
- -Hay pueblos rurales que no han crecido demasiado en
estos años, pero se nota que ha pasado bastante tiempo. No hay ni rastro de Casa
Morfeo, y eso ya llevaba bastante tiempo aquí incluso cuando nació mi hermano.
- - ¡Mirad, ya se está despertando Mariam! Le ha costado,
con la energía que tenía esta mañana…
- -Ay, que mareo más malo… -se queja la chica, levantándose
del suelo- ¿Hemos llegado? –pregunta al verme
- -Según Martina, sí, aunque la zona no ha cambiado mucho.
A ver si despiertan los otros y podemos ir a explorar.
Antes de que termine de hablar, la
diosa del sueño está dando golpecitos a todos, gritando que no hay tiempo que
perder. En parte tiene razón, ya que no sabemos dónde pasar la noche.
Samuel y Stefania se levantan a la vez,
cosa que hace reír a Isaac. Opina que están muy compenetrados y que acabarán casándose.
Me alegro de que Mariam no pueda escucharle, porque con lo mal que se lleva con
la rumana, no le haría ninguna gracia la posibilidad de que su hermano se case
con ella. Se habría puesto como un basilisco.
Luz despierta poco después, bastante
ida y cantando “María de la O”. Desde luego, parece imposible que esta chica
deje de cantar esté donde esté. Cuando recupera del todo la conciencia, empieza
a hacer preguntas que nadie contesta, pues estamos demasiado distraídos viendo
a Mariam zarandear a Alejandro mientras le grita que se despierte.
No tarda en conseguirlo, con esas voces
que estaba dando, lo raro sería que Álex hubiese seguido durmiendo. Nos mira a
todos con los ojos entrecerrados, como si le estuviese dando el sol de frente,
y nos cuenta.
-Samuel, Mariam, Andrea, Luz, Stefi,
Martina, Isaac… ¡Habéis llegado todos! –de pronto, se pone de pie y nos abraza
uno a uno. Está reamente feliz, pero eso a Mariam no le importa.
- Venga, venga, dejaos de chorradas y vámonos
de aquí, que hasta el pueblo de la tía esa tenemos por lo menos veinte minutos
de recorrido.
Obedecemos con desgana, aunque hay que
reconocer que ver nuestro pueblo del futuro resulta divertido. Sigue habiendo
pocas tiendas y los bares son el negocio dominante. Álex me susurra que no
tiene nada que ver con Sevilla y los dos reímos. Por ahora, está siendo
interesante esta “excursión”.
Tal y como había calculado Mariam, en
veinte minutos hemos llegado al pueblo vecino. Éste si ha crecido bastante,
sospecho que va a ser difícil encontrar a la escritora por aquí. Más que nada,
porque a la brillante mente de Samuel se le ha olvidado el nombre de la señora.
- - ¡No es mi culpa! ¡Era un pseudónimo muy raro!
- - Yo tampoco recordar… ¿Marinka Boronova? ¿Mankari Novara?
–Stefania se pone nerviosa.
Mariam, que ha perdido la paciencia, se
pone a gritar a voz en cuello, lo que provoca que todas las miradas se dirijan
hacia nosotros. No había bastante con el aspecto que llevábamos (no hemos visto
a nadie vestido con estas pintas), sino que teníamos que ponernos a chillar en
la plaza principal.
Intento detenerles y hacer que se den
cuenta de que están llamando demasiado la atención, pero solo se paran cuando
un chaval de vestimenta igual de extraña que las nuestras, se acerca y
pregunta:
- -A ver ¿qué coj* pasa aquí?
-----------Nota de Sofía------------
Ya está aquí la segunda parte de Crónicas de la Pastelera, ¡hay que ver lo rápido que pasa el tiempo! No solo habrá escenarios completamente nuevos, sino también personajes de los más curiosos.
Si queréis conocerles, seguid leyendo la historia, no os adelantaré nada (muajajaja)
Espero que os esté gustando :3
Me gusta,me gusta ^^
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