jueves, 3 de enero de 2013

Capítulo 2.26.


-     ¡Stefania! –grita y, a continuación, empiezan una conversación en rumano mientras los demás las observamos sin saber qué caras poner.
Jara llora durante un buen rato y la rumana dice algo que suena a palabras de consolación hasta que, poco a poco, el fantasma se va calmando. Después, continúan su conversación normalmente como si los demás no existiésemos hasta que Kenshi decide intervenir:
-     Eh, Sonia –confunde el nombre de Stefania como suele ocurrirle con todos- Mi alfombra está ardiendo y me costó un dineral, así que pregúntale a tu amiga si puedo apagar eso –señala los restos del mueble calcinado.
-     Puedes apagarlo, el fantasma ya está aquí –contesta Tamara en su lugar.
Mientras el japonés va a por agua para apagar su querida alfombra, los demás intentamos comunicarnos con Jara. Stefania nos explica que su amiga solo sabe hablar rumano, búlgaro y turco, lo que complicará mucho las cosas. A partir de aquí los demás continúan hablando en el idioma oficial de los dioses para que la nueva pueda entenderles, haciendo que yo quede excluida, pues la vidente se va a explorar el apartamento.
Me pregunto cómo reaccionará Mariam, que tampoco sabe hablarlo. Probablemente se enfadará y dirá que ella no va a adaptarse, que bastante se esfuerza ya ayudándonos con los planes locos de su hermano.
Unos minutos después, Kenshi vuelve de la cocina con un cubo de agua que vuelca donde ya solo quedan cenizas y una pata de la mesa carbonizada. Después, se sienta junto a mí y se pone a mirar al resto fijamente, con cara de estar muy concentrado. Cuando abre la boca, confío en que va a traducirme la conversación, pero mi ilusión no dura mucho:
-     ¿Tú entiendes lo que dicen, Agustina?
-     Me llamo Andrea –le corrijo- Ojalá pudiese entenderles. Si fuese así no tendría que quedarme aquí apartada. Supongo que tú tampoco te enteras de nada… y no nos escucharán si les pedimos que nos traduzcan. Están muy concentrados.
-     No entiendo nada, pero sí puedo hacer que ellos nos hagan caso –le dirijo una mirada interrogante-. Verás, nos vamos a reír mucho.
Dicho esto, el japonés se levanta y coge la pata carbonizada que ha quedado encima del suelo de mármol y se coloca en mitad del círculo en el que están discutiendo los demás con gesto serio. Se cubre los ojos con su largo flequillo oscuro y dice:
-     Miles de pesetas. ¿Vais a hacer que os pague el viaje teniendo en cuenta que me excluís de las conversaciones y me quemáis mi mobiliario? Pagádmelo.
-     ¿Qué estás diciendo, idiota? Esto es mucho más importante que una alfombra y una mesa, Jara tiene mucha información de los Hirsizlar. Sabe incluso dónde está su cuartel general y dónde se fundaron…
Cuando Samuel suelta toda la información de golpe, Kenshi se pone a reír y me guiña un ojo. Desde luego, este muchacho tendría buena mano para la política del futuro, en la que creo que pueden elegir quién manda sobre ellos y los políticos hacen todo lo contrario de lo que dicen.
-     Oh, chicos, yo olvidé presentar –exclama Stefania- Como empezamos a hablar tanto… Ella es Jara, su familia era Hirsizlar y conocer mucha información. Diosa del mar –empieza a hablar en rumano y a señalarnos, pero Samuel la interrumpe.
-     Eh, chicos, ¿por qué no hacemos las presentaciones en casa? Tenemos muchas cosas de las que hablar y sería mejor que estuviésemos todos.
Todos estamos de acuerdo con Samuel, así que agarramos a Álex y volvemos a nuestra época. Si alguien recuerda que con nosotros venía una vidente, no dice nada.
                                                           *
Cuando llegamos a casa, aparecemos en la cocina, donde ya están todos los que faltaban del grupo. Mientras los fantasmas se presentan entre ellos y Stefania pone a los que se quedaron aquí al corriente de la situación, Álex, Samuel y yo nos las apañamos para despegar a Mariam de los fogones.
La conversación en turco se reanuda, esta vez con Luz haciendo de traductora, y todo intervenimos para evitar probar la comida que no pudimos salvar. La ensalada, que la diosa del sueño había terminado antes de que llegásemos, ya está completamente bañada en limón y me alegra tener una excusa para no comérmela.
-     Al parecer, los Hirsizlar se fundaron en Argentina en un pueblo cercano a Buenos Aires sobre el año 1910 –nos dice Luz-. Allí hay un montón de archivos protegidos sobre ellos que no nos vendrían nada mal y… -de pronto, se calla y abre mucho los ojos. Los demás empiezan a gritar como locos.
-     ¿Qué está pasando? –pregunta Mariam, que está muy nerviosa al no poder controlar la situación. Al ver que nadie le hace caso, repite la frase a voz en grito.
-     ¡Joder, dile que no chille! –me pide Isaac, que está también muy alterado- Por lo visto, todavía guarda rencor a los grupos anti-Hirsizlar por haberla matado a ella y a su familia y amigos. Se niega a decirnos dónde está su base y…
-     ¡Isaac! ¡Ayúdame! –le interrumpe Martina, que grita desde el otro extremo de la cocina.
Al parecer, la nueva quiere huir por la ventana y la hermana de Alejandro está intentando retenerla, pero esta tiene más fuerza y la arrastra. Con ayuda del chico fantasma consigue inmovilizarla, pero no nos libramos de sus gritos.
-     ¡Soltadme ahora mismo! ¡Pienso contarle a mi gente dónde estáis y os van a matar a todos!



--------Nota de Sofía-------------
Capítulo corto, lo sé. Tengo mucha prisa, disculpadme.

1 comentario:

  1. Mee gusto el capitulo,no me esperaba el final :P
    Para cuando el próximo?? un beso,y sigue así

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