jueves, 5 de julio de 2012

Capítulo 2.9.


“Ay, me duele todo el cuerpo… ¿Por qué está todo tan oscuro? ¿Qué ha pasado? Recuerdo que me hice una herida terrible en el brazo ¿Estoy muerta?”
Se me hace un nudo en la garganta. Empiezo a patalear y a gritar. Hay algo enredado en mis piernas, que no me permite moverme. ¿No será que no tengo piernas? Las de Isaac son prácticamente invisibles, pero si soy como Isaac, es que estoy muerta. Y yo no quiero estar muerta. Dejo de moverme y me pongo a llorar desconsoladamente ¿Por qué mi vida ha terminado tan rápido?
-     Hey, tú, ¿que narices haces dando esos berridos a las dos de la mañana? Haz el favor de callarte o te echo a la calle –sin que yo me diese cuenta se ha encendido una luz. A mi lado hay tres personas que soy incapaz de reconocer. No veo bien a causa del llanto.
-     No seas borde con ella, la has asustado aún más. Hey, tranquila, está perfectamente viva –una de las figuras se acerca a mi y me revuelve el pelo.
-     ¿Estás bien? –me pregunta la tercera, que se ha sentado delante de mí. Me doy cuenta de que estaba tendida en una cama.
Empiezo a ver con claridad. La figura malhumorada era la de Jose, que se dirige al pasillo y se va sin despedirse, bostezando con fuerza. El que me ha revuelto el pelo es Álex, que tiene un moratón en la cara y lleva unas ropas demasiado grandes para él. Y el último es Isaac, que me mira con preocupación.
Otra vez se me saltan las lágrimas, en esta ocasión por el alivio de ver que sigo viva.
-     ¡Isaac! ¡Álex! Me he asus-asustado mu-mucho… Creía que me ha-había muerto… No sentía los pi-pies...
Se sientan cada uno a un lado de la cama, el fantasma a la izquierda y Alejandro a la derecha. El humano deslía una manta que tenía enrollada en las piernas, mientras que a Isaac le da un ataque de risa.
-     Oye, no seas cruel con ella, pareces Jose –se burla el primero.
-     Es que lo de los pies es muy curioso –ríe de nuevo- ¿Qué tiene eso que ver con estar muerto? Yo tengo pies.
El chico fantasma intenta subir los pies a la cama, pero con la risa no lo consigue. Esto hace que cada vez suelte más carcajadas. Me alegra verle tan contento, pero espero que Jose no pueda oírle. Si no, vendrá y se pondrá a gritarnos otra vez.
-     Ay, que mal… creo que voy a volver a la edad del pavo…
-     Pavo no, avestruz, que es más grande –contesta Álex. Después, se dirige a mí:- ¿Estás bien o necesitarás algún medicamento? Tendrás que ver cómo ha avanzado la ciencia en estos años…
-     Estoy un poco mareada, pero podré sobrevivir. No quiero molestar más de la cuenta a ese antipático –señalo con la cabeza la puerta por la que ha salido el chico del futuro-. Pero estoy un poco desorientada, ¿qué pasó después de que me desmayase?
Isaac, ya recuperado de su ataque de risa, empieza a explicarme lo ocurrido:
-     Por poco te desangras en el salón, tendrías que haber visto la que montaron para limpiar. Como no te podíamos llevar a un hospital, Alejandro te cosió la herida y te la desinfectó. Luego te trajimos aquí. No hace mucho que te cambiamos el vendaje, la herida sangra cada vez menos.
-     Oh, ¿eso es cierto, Álex? Muchísimas gracias, te debo la vida –no recuerdo nada, pero no creo que Isaac esté mintiendo.
-     Este… sí, bueno… -se da la vuelta, pero no antes de que me dé cuenta de que se ha sonrojado- Eso no es lo importante, pero este despistado se deja los mejores detalles ¡Hemos encontrado a otro de los dioses, que corresponde a la descripción que sale en el libro!

-----------Nota de Sofía-----------
¡Buenas, gentecilla! ¿Cómo van las vacaciones? Espero que bien.
Éste capítulo ha quedado un poco corto, pero en el próximo tendré que dar mucho detalles sobre el nuevo personaje y compensará. Aún no sé cómo llamarlo, aunque he pensado en utilizar el nombre de uno de los personajes de mi historia favorita (de las que yo he escrito). 
No me enrollo más, que paséis unas buenas vacaciones.

PD: Sé que no sirve de mucho, pero quería aprovechar la nota para desear suerte a los que se están viendo afectados por el incendio de Valencia. Muchísima suerte, estoy con vosotros.

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