martes, 14 de febrero de 2012

Capítulo 13

Al final, resultó que la fiesta era en honor del cumpleaños de los gemelos, pero ninguno de los dos se había acordado con todo el revuelo de mis entrenamientos, que al final no han tenido lugar.
      Han pasado ya dos días desde que fui de compras con Mariam, dos días especialmente agobiantes en los que no hemos podido parar ni un minuto. Entre las compras de la comida, decidir la decoración, elegir la música, arreglar un extraño aparato de sonido que había en el trastero y al que los chicos llaman “mesa de mezclas”… no hemos tenido tiempo para entrenar.
Al fin, es el gran día y Samuel y yo llevamos todo el día dentro de la cocina. Al chico no parece gustarle mucho este trabajo, pero no podíamos dejar que Mariam hiciese nada o los invitados saldrían corriendo.
Ella iba a encargarse de decorar el salón, pero tiene unos gustos muy tétricos y al final la mandamos a limpiar. Álex está decorando y Ángeles ayuda a Mariam con la limpieza. No se lo que habrán hecho con Fernando, pero en estos días de preparativos no se le ha visto por aquí, cosa que viene bien. No sería conveniente tener que estar pendientes de sus constantes borracheras.
A las tres de la tarde ya está todo organizado y las comidas frías preparadas. Comemos rápidamente y sin hablar mucho, estamos todos muy cansados. En un cuarto de hora nos levantamos todos y nos retiramos a nuestros cuartos, yo con unas ganas locas de tumbarme.
-    ¿Un día duro? –me pregunta Isaac, que está tumbado en el aire. No me gusta nada que haga eso, pero es imposible convencerle para que deje de hacerlo.
-    No sabes cuanto. Ya me había acostumbrado a estar parada… hay que ver lo fácilmente que se adapta una a la buena vida –me tiro de espaldas a la cama.
-    Duerme un rato, sospecho que esta noche os acostaréis tarde. Además, tendrás que estar pendiente de los invitados y eso siempre es duro.
Los invitados, un tema que me desagrada bastante. Mariam estuvo escribiendo cartas una mañana entera, y cuando acabó llevaba una bolsa tan llena que la cargaba a rastras con la gata empujando. Parece que han invitado a un montón de antiguos amigos, todos con poderes. Samuel me ha hablado de los dioses del viento, que al parecer son una gente muy energética; de los del agua, algo cerrados y misteriosos… Darán mucho trabajo, eso seguro.
Me quito las zapatillas y me acomodo sobre las sábanas.
-    Oye, Isaac, despiértame sobre  las cinco y media –dicho esto, no tardo en dormirme
----------------------------------------------
-    Andrea… Andrea, despierta… ¡Andrea, no me ignores!
Me despiertan los gritos de Isaac, que por su cara parece llevar un rato chillando sin que le haga caso.
 -  Ay, perdona, estaba dormida.
-    No, si ya lo veo. Son las seis, llevo media hora intentando despertarte.
-    ¡¡¡Las seis!!! –grito- Mariam me dijo que bajase a las cinco y media, me va a matar…
-    Ya han llegado los dioses de la lluvia y los de la luz. Te has perdido el recibimiento, pero que conste que no es mi culpa, yo he intentado despertarte –empiezo a vestirme a toda velocidad sin preocuparme por la presencia del chico-. Si te sirve de consuelo, no creo que te hayas perdido mucho. No hablan español.
Me coloco el gorro y me aliso los pliegues del vestido. Aunque no entienda sus idiomas, es una falta de respeto no recibir a los visitantes. La abuela me va a matar.
Recorro el pasillo a toda prisa, pero cuando voy a llegar a las escaleras, Álex me agarra por el brazo.
-    ¿Adónde vas tan corriendo y tan arreglada? –él va con una camisa y un pantalón vaquero, una ropa no muy elegante.
-    Ángeles me va a matar, déjame que baje… ni siquiera he saludado a los invitados.
-   A mí no me ha dejado bajar a recibirles porque decía que acabaría molestando, Mariam se ha cabreado y ha dicho que no bajaba, Kira ha tirado al suelo a la niña de los rumanos… Ha sido todo un espectáculo –me cuenta muerto de risa-. Lo habrías pasado muy mal, es mejor que te hayas quedado dormida.
-    Al final  seguro que habéis dejado solo a Samuel, como siempre. Pobrecito.
-    Si no pasa nada, le gusta mucho hacerle la pelota a la gente. Oye, los franceses han traído caramelos, ¿quieres uno? –me lanza un caramelo de fresa- Hasta la fiesta todavía queda un rato, ¿te vienes a dar una vuelta por el pueblo?
Como tampoco tengo otra cosa que hacer, acepto salir a dar un paseo. Esto de la fiesta me tiene muy nerviosa y un poco de aire fresco me sentará bien. Me cambio de vestido y salimos.

Cuando volvemos de nuestro paseo, hay un gran revuelo a la entrada de Casa Morfeo. Hay varios coches y un montón de gente saludándose y riendo. Supongo que son invitados, aunque no entiendo cómo vamos a meter a tanta gente en la casa. Puede que sea grande, pero no tanto. Álex me va indicando quienes son algunas de las personas con las que nos cruzamos.
-    Mira, los rubios esos son los dioses del fuego, creo que son ingleses; aquellos de los ojos rasgados son los dioses de las plantas, son tailandeses; aquellos que están riendo tan alto son los dioses de la tormenta, mexicanos…
-    ¿Cómo puedes conocerlos a todos?
-    Antes, cuando yo estaba con mis padres, hacíamos muchas fiestas…
-    ¡Anda, Alejandro, qué grande estás! –nos interrumpe un señor de pelo gris. Habla bien nuestro idioma, pero tiene un extraño acento, no es de esta zona- ¿Quién es esta chica tan guapa? –me mira a mí- ¿Una novia?
Debo haberme puesto roja, porque los dos se ríen. Álex me revuelve el pelo afectuosamente, cosa que no me agrada después de las palabras del hombre.
-    Es la hija de la diosa de la Tierra, está con nosotros pasando una temporada. Y él es Jean, dios del viento.  Bueno, Jean, nosotros nos vamos.
Álex me saca del barullo y entramos a la casa, que ya está empezando a llenarse. Como estaba planeado, me cambio de ropa y a las ocho bajo para ayudar a servir la cena con ayuda de Ángeles y el chico,  que están también en la cocina. Presiento que esta noche tendremos mucho trabajo.
Andrea, con su traje de fiesta.


Alejandro, con su traje de fiesta.


-----------------------Nota de Sofía-------------------
¡Feliz San Valentín, familia!  Como es triste pasar este día sin compañía y supongo que más de uno está solo (yo la primera) subo el capítulo para animaros. Hasta lleváis doble ración de dibujos, nos os podéis quejar.
L@s que tengáis pareja, ya me contaréis si habéis pillado muchos regalitos, sabéis que me encanta enterarme de esas cosas (cotilleo, cotilleo).
Cambiando de tema, ya tenéis una nueva encuesta. Está donde siempre, a la derecha del blog. No olvidéis votar.
Nada más, pasad una buena semana y no cojáis frío.

----------------Nota de Andrea Xie-----
Feliz San Valentín a todos!!!


Por fin ha llegado este dia, lo estaba esperando desde 


enero.


Espero que os guste el capitulo y no olvidéis comentar.


Que lo disfruteis!!!

viernes, 10 de febrero de 2012

Capítulo 12

-    Ay, Andrea… -me sobresalto al escuchar la voz, pero me doy cuenta de que es Isaac- no está bien ir ligando con todo el que te cruzas –se acerca para leer la nota-. Solo os conocéis desde hace dos o tres días.
-    No… no es lo que pi-piensas…-le digo tartamudeando.
-    Je, je, mírate, te has puesto roja –últimamente me dicen eso con demasiada frecuencia.
Haciendo caso omiso del fantasma me arreglo un poco el pelo y salgo de la habitación. No me sigue, menos mal. Prefiero tomarme mi tiempo para reflexionar. Entro al baño sin llamar a la puerta, está entre abierta y no creo que nadie la deje así en una casa tan llena. Acierto con mi suposición y echo cerrojo.
Encima del lavabo hay una nota en la que pone mi nombre. Vaya, ¿qué les ha dado hoy a todos con  las notas? El texto que contiene es corto y está escrito con una letra redonda bastante pequeña. Me cuesta entenderla, pero al final descifro lo siguiente:

Andrea:
Encima del váter tienes dos vestidos. Pruébate el rojo y déjate puesto el morado. Luego te lo explico.
A las 9 te quiero en el comedor, no te retrases o no desayunarás.
                                         Tu peor pesadilla… es broma, soy Mariam.

A pesar de ser un poco gruñona, parece que Mariam también es un poco bromista. Me asusté con lo de “tu peor pesadilla” pero no se lo tendré en cuenta.
Me acerco al váter, que está cerrado y tiene dos vestidos encima de la tapa y algo que parece ser un gorro.
El morado, el cual me tengo que poner hoy, es parecido al rosa de ayer, aunque este el algo más largo. También tiene las mangas un poco más apretadas, pero aun así parece muy cómodo.
El rojo, en cambio, es bastante largo y pesado, aunque es precioso y debe haber costado un dineral, la tela es suave y no se parece a ninguna que haya tocado antes. Tiene una especie de mantón por detrás de color negro, al igual que la parte baja del vestido. Parece que es compañero del gorro, que también es rojo y está rematado con un lazo de los colores del vestido. Bueno, ya me lo probaré después de ducharme.
Me quito la ropa rápidamente, entre unas cosas y otras deben ser las ocho y media y si no quiero hacer enfadar a Mariam tendré que estar en el comedor a las 9.
Dejo que el agua de la ducha caiga caliente sobre mí. Es una sensación muy agradable, pero no debo entretenerme. Me restriego con una pastilla de jabón por todo el cuerpo y decido que mi pelo está bastante limpio, no necesito lavármelo.
He sido rápida con la ducha. Me seco con la toalla y me pongo la ropa interior ilusionada con probarme mi nuevo y precioso vestido ¿A qué vendrá tanto lujo? La tela se desliza sobre mí cuidadosamente, no quiero estropear la maravillosa prenda. Me miro en el espejo y me coloco el gorro.
Desde el espejo me mira una chica que al principio me resulta desconocida. Es increíble lo bien que me sienta el color rojo. Nunca he tenido vestidos de este color porque a mis padres les parecía demasiado llamativo, pero definitivamente es el color que más me favorece. Me pregunto si me habrán comprado también unos zapatos a juego. Pienso en dejarme puesto el vestido, pero podría mancharse y además, las órdenes de Mariam son claras: “Pruébate el rojo y déjate puesto el morado”. Una pena, pero tampoco quiero hacerla enfadar. Me pongo el vestido morado con menos cuidado y arreglo un poco mi pelo.
Cuando salgo del baño paso por mi cuarto y dejo allí el vestido rojo, no sin antes presumir de él ante Isaac, que se ríe de lo ilusionada que estoy:
-    Pareces una chiquilla chica con un caramelo. Nunca habría dicho que podía gustar tantísimo la ropa.
Le saco la lengua y bajo corriendo las escaleras. Como indica el reloj de cuco del pasillo, acaban de dar las nueve.
En el comedor hay mucho revuelo. El Codorniz vuelve a estar borracho (¡¿a estas horas?!). Alejandro y Samuel discuten a gritos en un idioma que no reconozco, Mariam intenta bajar de la mesa a Kira (la gata), y Ángeles intenta poner orden. Todos paran un momento al verme entrar, pero luego siguen a lo suyo.
No sé lo que hacer, me da miedo sentarme en la mesa con el gato por ahí corriendo, no quiero darle órdenes a Fernando estando en su propia casa y no comprendo lo que dicen los chicos.
-    Eh, Andrea –me llama Ángeles-. Disculpa el revuelo, hija. Es que están todos muy nerviosos con lo de la fiesta…
-    ¿Qué fiesta?
-    ¿No te ha dicho nada mi nieta? Le dije que te entregase el…
-    Mira, abuela, yo paso de todo esto. Nosotras nos vamos, no nos esperéis hasta mediodía –dicho esto, Mariam me agarra de la mano y me saca del comedor.
Estoy agradecida por que me haya apartado de todo el barullo, pero no comprendo lo de la fiesta. La chica no tarda en aclarármelo:
-    Ahora le ha dado a la vieja por hacernos una fiesta. Justo con todos los preparativos de… bueno, de lo que tú ya sabes.
-    ¿Una fiesta? ¿Por eso era lo del vestido?
-   Sí, por eso mismo ¿Te está bien?
-    Sí, me queda perfecto. Es precioso, ¿lo elegiste tú?
-    Es muy cursi, nunca habría escogido ese vestido. Fue Ángeles. Con tus gustos, me parece que esta mañana de compras va a ser terrible.
Vaya, así que me toca ir de compras con Mariam. Seguro que se pondrá insoportable y no dejará de llamarme cursi en todo el rato… además, tengo hambre.
Con suerte, este último problema se soluciona pronto. Antes de ir a ninguna parte, paramos en un bar y pedimos unas tostadas con aceite. Pero eso es lo único bueno que ocurre a lo largo de la mañana.
El resto del tiempo lo paso discutiendo con mi acompañante, que opina que soy muy sosa y femenina. Insiste en que coja algunos pantalones, pero yo me niego. No quiero ir por la vida como ella, pareciendo un chico. Con razón se quejaban el día que llegué de lo duro que era ir con ella de compras. Que recuerdos, lo pasé tan mal cuando estaban entrando… parece que ha pasado una eternidad.
Tal y como predijo Mariam, volvemos a mediodía, yo con la cabeza como una olla. Pero al menos, ya tengo algo para rellenar mi armario. Ahora, quiero saber más cosas sobre la dichosa fiesta. 

Mariam y Andrea, en una de sus discusiones.

-------------------Nota de Sofía------------------------
¡Ya estamos de vuelta, gentecilla! Por fin viernes, qué larga se me ha hecho esta semana. Parece que les ha dado a todos los profesores por poner exámenes.
Además, me gusta mi rutina de los viernes... en el instituto casi no hacemos nada, llego a casa y me encuentro una patatas fritas y después, a colgar el capítulo del día.
Bueno, no os voy a calentar más la cabeza, solo os repito lo típico, que comentéis, recomendéis el blog, que os quejéis..................
Si se me ocurre algo, subiré una nueva encuesta, que esta ya ha acabado. Han ganado Andrea e Isaac con 4 votos cada uno.
Nada más, pasad un buen fin de semana :)

-------------Nota de Andrea Xie---------------------
Hola a todos!!
Seguramente no vais a leer mi nota, pero bueno...
El dibujo de este capitulo es el que menos me gusta, porque están esfadadas.
Por cierto, ¿ya teneis regalo planeado para san valentin?
Bueno, que os paseis bien el fin de semana

martes, 7 de febrero de 2012

Capítulo 11

Al volver a casa nos fuimos todos  directos a dormir, si mañana estamos muy cansados, Ángeles podría sospechar. Aunque, creo que en mi caso se notará el cansancio pase lo que pase. Llevo ya tres cuartos de hora dando vueltas y no consigo que llegue el sueño, estoy nerviosa.
Una parte de mis nervios son buenos, me hace ilusión aprender a usar esos poderes de los que tanto hablan mis compañeros, pero por otra tengo miedo. Miedo por no sobrevivir a todo esto, miedo por no estar a la altura de las circunstancias, miedo por lo que les pueda estar pasando a mis padres. Por las noches, cuando nada me distrae,  es cuando más cuenta me doy de lo terrible de la situación.
En estos momentos me gustaría tener alguien con quien hablar. Una amiga, mi hermano… incluso Isaac. Le conozco desde hace poco, pero el saber que soy la única que puede comunicarse con él me hace pensar que es de confianza. Además, a su familia también se la llevaron, debe comprender mi situación. ¿De qué familia sería él? Nunca ha llegado a decírmelo…
De pronto, caigo en la cuenta de que podría estar leyendo mis pensamientos, y no sé si le gustará la idea de que piense en él. Me revuelvo entre las sábanas, incómoda, justo cuando llaman a la puerta.
Mi primera reacción es pensar en Isaac, pero después caigo en la cuenta de que eso es imposible, no puede tocar las cosas no las manos. Estoy empezando a obsesionarme, que pesada soy.
Seguro que es Mariam para decirme algo de un cambio en los planes, o quizás mi imaginación. Puede que la situación esté empezando a enloquecerme.
Me levanto, quito el pestillo y abro la puerta. Mi visitante entra rápidamente.
-    ¿Se puede ser más lenta? –dice Álex, imitando la voz de Mariam. Se ríe.
-    ¿Qué haces aquí a estas horas? Nos verán y se harán una idea equivocada…
-    ¿Te haría ilusión que pensaran eso? –está medio muerto de risa, sentado en el suelo- Ay, perdona, que se me va la cabeza. Es que no podía dormir y estaba aburrido. Pensé que tú también estarías despierta, pero con esos pelos que llevas, veo que me equivocaba.
Me llevo las manos a los cabellos y empiezo a peinarme a toda velocidad. De verdad tenía el pelo muy enredado, seguro que parecía una loca. Los castaños tirabuzones pasan entre mis dedos con dificultad.
-    Je, je, ¡te has puesto roja!
-    Claro, te metes en mi cuarto a las dos de la mañana y encima te ríes de mí…
-    No me he reído de ti, de hecho pienso que estabas muy guapa. El pelo al natural te hace parecer algún tipo de animalillo…
-    No me gustan los animales.
-    Menuda diosa de la tierra estás hecha…
-    Anda, déjame en paz –la situación es muy… como decirlo… bochornosa.
-    No creo que te obedezca, sería raro estar en tu cuarto a las dos de la mañana y no hacerte caso –vuelve a reír.
-    Eres un niño chico, Alejandro.
-    Mira, al menos no me has dicho que parezco un loco –de pronto, se pone serio-. Todo el mundo lo dice, creo que es porque soy muy nervioso. Seguro que tú piensas lo mismo.
-    No creo que estés loco, simplemente, te sientes solo –me sorprenden mis propias palabras, nunca me había parado a pensar con detenimiento en la locura de Álex, pero parece una frase muy meditada.
El chico levanta la vista, que hasta entonces había tenido fija en alguna zona del suelo, para mirarme a mí. Sus ojos castaños me observan intensamente, mientras el chico mantiene la cara inexpresiva. No entiendo qué hace, pero me estoy quieta y le permito que me mire. Al final sonríe, me alborota el pelo y me da las gracias.
-    Por fin, alguien que me entiende –se sienta a mi lado en la cama y se echa hacia atrás, quedándose tumbado con las piernas colgando.
-    Te llevas muy bien con Mariam, no creo que ella te tenga por loco –al final, la nerviosa y asustada ha acabado consolando al chico de la sonrisa permanente. Menudo giro de las circunstancias.
-    Mariam está aún más loca que yo… -se ríe-. Dejando de lado las tonterías, ella es muy sensible ante las injusticias y siempre ha intentado ayudarme, pero es muy cerrada. Va de antipática por la vida, pero es más bien una máscara. Creo que tiene miedo de que le hagan daño, por eso se muestra tan desconfiada. Con lo que yo hablo, nuestros caracteres  chocan un poco. Ni siquiera conmigo ha llegado a abrirse del todo, pero verás como seréis buenas amigas. Dale tiempo.
-    Eso espero, y de paso, a ver si me deja cocinar a mí.
Espero escuchar las risas de Álex, pero no reacciona. Le miro para ver que pasa, y me doy cuenta de que se ha dormido. Qué chico más raro, pienso con una sonrisa. Hace poco estaba riendo a carcajadas y ahora duerme como un angelito.
Como no sé lo que hacer con él, porque ni siquiera sé cuál es su cuarto para llevarle, decido dejarle dormir ahí. Parecía cansado antes, sería muy cruel despertarle. Le tapo con una manta y yo me hago un ovillo para no darle con los pies. Ya le despertaré mañana cuando me levante.

-------A LA MAÑANA SIGUIENTE---------
Me despierto con el sol ya entrando por la ventana. Olvidé cerrarla… ¿pero cuando la abrí? Con esta pregunta, recuerdo la salida de ayer por la noche y la aparición de Álex en mi cuarto.
Me levanto como empujada por un resorte, recordando que no he despertado al chico, pero donde estaba él solo hay una margarita y una nota en la que únicamente pone: “Gracias por todo”.
 Andrea, toda contenta con la margarita


-------------------Nota de Sofía Lima-----------------------
¡Ya estamos otra vez aquí! ¿Cómo ha ido el fin de semana, habéis pasado mucho frío? 
A ver si le regañáis a Andrea, que últimamente me da los dibujos con un tiempo muy justo, y como no tengo impresora tengo que hacer las fotos. ¿Sabéis la de tiempo que paso retocándolas? Eso sí, merece la pena.
Bueno, nada más, que paséis una buena semana y no olvidéis comentar. Ya sabéis mi dirección de tuenti, de facebook y de twitter :D

No hay nota de Andrea Xie, dice que no tiene ganas de pensar. Lo siento, hoy está de mal humor (que conste que yo no le he hecho nada)

viernes, 3 de febrero de 2012

Capítulo 10

El ruido me despierta, pero no logro ubicarlo hasta que se repite. Algo ha chocado contra el cristal de mi ventana, aunque sin llegar a romperla.
Me acerco a ver lo que pasa, extrañando la compañía de Isaac, al que no veo por ninguna parte. Miro en todas las direcciones, pero no encuentro nada… hasta que llega otro objeto desde abajo.
Miro en la dirección desde la que ha llegado la piedra y mis ojos se encuentran con otros tres pares. Álex saluda sonriente desde abajo, y a su lado están los gemelos. El primero me hace gestos indicando que baje.
No entiendo qué pueden querer a estas horas de la noche, deben de ser más o menos las doce, pero aun así me peino un poco y bajo en su busca.
-    ¿Se puede ser más lenta? –me recibe Mariam.
-    Buenas noches –digo yo, ignorándola. Al menos podría darme las gracias, hoy lavé los platos en su lugar.
-    Ahora que estamos todos, vamos a alejarnos un poco –Alejandro echa a andar hacia el interior del bosque, los demás le siguen.
-    ¿Qué está pasando? –pregunto.
-    Espera un poco, ahora te lo explicamos –susurra Samuel con un tono preocupante.
Caminamos por el bosque, ellos con más habilidad que yo. Se nota que conocen el terreno, porque de vez en cuando me avisan para que tenga cuidado con un hoyo o un tocón.
No tardamos mucho en llegar a la orilla del río, que tiene un aire misterioso bajo la luz de la luna llena. La verdad es que esta noche todo parece sacado de una película de suspense, incluso se oye un búho ululando.
No entiendo qué hacemos junto al río a media noche, sobre todo en esta época. Puede que durante el día haga calor, pero por la noche hace un fresco bastante desagradable.
-    ¿Veis? Os lo dije, tendríamos que habérselo contado antes. No ha traído nada, se va a congelar –Mariam se quita su chaqueta y me la da-. Por lo de los platos.
Debajo lleva una camiseta de manga corta verde, con pinta de ser bastante fina. Le digo que no hace falta que me dé su chaqueta, pero se ríe de mí:
-    A ti te hace más falta, eres una debilucha.
A veces esta chica me saca de quicio, pero le doy las gracias de todas formas. La chaqueta negra aún conserva un poco de su calor, lo que resulta bastante agradable.
-    Bien –comienza a hablar Alejandro-, seguro que te preguntas qué hacemos aquí –asiento-. Llevábamos ya un tiempo dándole vueltas a un plan, pero nos faltaba gente. Solo éramos tres adolescentes… hasta que apareciste tú.
-    Bah, no te enrolles tanto –le corta Mariam-. Queremos rescatar a los que han secuestrado los Hirsizlar, pero nos faltaba personal, poder… Y aquí estamos para solucionar todo esto.
Así que eso era lo que se traían entre manos, una especie de rebelión…  De pronto, me doy cuenta de cierto cabo suelto.
-    Pero, Samuel… ¿no apoyaba la idea de no hacer nada?
Cuando digo esto, todos se miran entre sí y se echan a reír. De hecho, a Alejandro se acaba cayendo al suelo de la risa, lo que provoca aún más carcajadas.  
-    ¿Qué es lo que he dicho? Tiene lógica, hoy él le daba la razón a Ángeles…
-    Es que soy el mejor actor del mundo, tendría que hacer arte dramático de mayor –me mira, aún sonriente, y empieza a explicarme:-. No nos conviene tener a la abuela en contra de todos, por eso yo hago como que estoy de su lado y trato a Álex y a Mariam como si estuviesen locos. ¿Me ha salido bien, verdad?
Asiento y me río también. La verdad es que al chico le quedó muy bien la actuación, aunque también yo soy demasiado inocente
-  Entonces ¿qué pretendéis hacer?
-    Ir recogiendo gente que haya perdido a su familia por culpa de los Hirsizlar e ir a buscarles. Se sabe que frecuentan Sudamérica y África –me contenta Alejandro-. Al parecer por esas zonas viven muchos dioses, entre los que van reclutando gente. Por eso hay que darse prisa, cuanto más tiempo pase, más serán y más riesgo habrá de que se carguen a las familias poco importantes…
-  Entre ellas, la nuestra –sigue Mariam, con frialdad.
-    ¿También van a por vuestra familia?
-    Claro, hacer que la gente duerma y sueñe unas cosas u otras no es nada complicado, podría llevarlo a la vez que su otro poder un dios más poderoso. Por eso les llamamos Hirsizlar, que significa ladrones, porque pretenden robar los poderes de las familias menos poderosas.
Intento asumir toda esta información, que en parte es mala y en parte buena. Por un lado, si van a por los menos poderosos, mis padres no corren peligro. Por otro, harán daño a mucha gente y seguro que tanto cambio de poderes alteraría el ritmo natural del planeta. Huy, que científico me ha quedado eso último.
-     Y… ¿yo en qué puedo ayudar? No sé utilizar mis poderes.
-  Por eso nos reunimos, para comunicarte que mañana mismo empiezas tu entrenamiento. Después de desayunar te quiero en el pino de la parte de atrás de la casa –tras decirme esto, Mariam se gira y se va.
Parece que mañana empieza la acción. Supongo que eso es bueno, no me gusta estar parada mientras mis padres están sufriendo. Sí, me esforzaré a tope y utilizaré mis poderes (sean cuales sean) para salvar a mi familia, lo prometo. Por ellos. Por mí. Y también por Álex.
 Andrea, buscando lo que ha dado en su ventana


-------------------------Nota de Sofía Lima-----------------------
¿Qué tal, gentecilla? No sé vosotros, pero yo estoy de frío siberiano hasta el gorro. 
Cambiando de tema, ¿no os parece que el capítulo es demasiado corto? No sé, yo solo pregunto.
Como nunca digo nada interesante y quiero romper un poco la rutina, hoy os dejo el mensaje en el que la chica que fue extendiendo mi "pequeño" secreto por ahí, me mandó prometiendo ser discreta:
¡Feliz Navidad a tí también! :D 
Lo de la Pastelería es una locura, pero en fin, si queréis poner tal tontería... No saldrá ni una palabra de mi boca, lo aseguro. 
 El mensaje está tal y como llegó a mi bandeja de entrada, excepto por el subrayado y por la última parte en la que me cuenta cómo pasó la noche buena.
Quizás esto no os interese, pero como suponía que ya estabais hasta las narices de que ponga lo mismo en todas las notas...
Nada más, pasad un buen fin de semana y no olvidéis comentar.
PD: La parte que no entendéis de la nota de Andrea se refiere al dibujo del capitulo 12

---------------------Nota de Andrea Xie-----------------------------
Hola a todos!
El dibujo que he dibujado en este capitulo espero que os guste, porque me costo mucho en hacerlo, tarde una hora en hacerlo.
Ah! y lo siento mucho Sofía, es que......... me ha quedado muy mal el dibujo y por eso no te lo di, espero que me perdones.
Como siempre os digo que no olvideis comentar. 

Feliz fin de semana, adios!!

martes, 31 de enero de 2012

Capítulo 9

Miro intrigada al chico fantasma. Me planteo la idea de pegarle, no estoy para más intrigas, pero recuerdo mi caída de la otra noche y decido quedarme quieta.
-    ¿Qué fue lo que pasó? –pregunto cuidadosamente. Parece que no es un tema que le agrade mucho.
-    ¿Nunca te has preguntado cómo terminé así? –me mira con una sonrisa triste. Asiento- Se llevaron a mi hermano mayor y… fui demasiado impulsivo. Ángeles y yo éramos buenos amigos.
Con esa explicación tan corta comprendo perfectamente lo que pasó. Sigo sin saber por qué Isaac se quedó rondando por la tierra, pero al menos ya entiendo la preocupación de Ángeles y, más o menos, el motivo de la muerte del chico.
-    Lo siento… -por la cara de Isaac, creo que no debería de haber hecho la pregunta.
-    No pasa nada, te debía una explicación –me sonríe levemente.
-    ¿Tú crees que Ángeles se habrá enfadado mucho con lo de Álex?
-    Mira, ya empiezas a cortar su nombre –ríe.
-    Bueno… -le contesto nerviosa- se supone que tendré que vivir aquí durante un tiempo y llamarle Alejandro suena muy formal para alguien que vive en la misma casa que yo.
-    Respecto a lo de Ángeles… no creo que esté muy enfadada con Álex, aunque quizás sí con Mariam, si la ha escuchado reír. Lleva una temporada pensando que Alejandro está medio chiflado, así que con él no se enfadará.
-    ¿Álex está loco?
-    Que va, probablemente sea el más cuerdo de todos, pero es muy impulsivo y ríe mucho… y Ángeles hace una montaña de un grano de arena.
Lo que me ha contado Isaac se confirma cuando, un rato más tarde, Samuel viene a llamarme para comer. Bajo con él al comedor, donde está toda la familia excepto el Codorniz (a Álex le considero parte de la familia). Todos tienen delante un plato de ensalada excepto Mariam, que se está limando las uñas.
-    Aunque mi abuela la haya castigado, ha vuelto a hacer la comida. Te advierto que al estar ella enfadada, le habrá salido más ácida que nunca.
Hago un gesto de asco que provoca una sonrisa en la cara de Samuel. Me siento donde esta mañana, frente a un plato de ensalada después de saludar y empiezo a comer. Contengo la respiración para no notar mucho el sabor, pero debo estar poniendo mala cara, porque Álex está muerto de risa. Menos mal que Mariam nos ignora.
Samuel intenta empezar una conversación varias veces, pero el otro chico siempre acaba cortándole. Parece que no ha olvidado que esta mañana él apoyaba a Ángeles. La comida transcurre silenciosa y después, nos levantamos todos y salimos al pasillo dejando a la anciana sola en el comedor.
-    Andrea, hoy lavas tú los platos –me dice Mariam en voz baja.
-    ¿Yo?
-    Aquí no hay más Andreas. Yo tengo cosas que hacer, pero ten cuidado de que la vieja no se entere.
Dicho esto, sale a la calle seguida de Alejandro y de la gata a la que miraba el otro día, que parece estar siempre con ella. Pienso que yo también debería salir a tomar un poco el aire, no he pisado la calle desde ayer. Le pregunto a Samuel que si puedo salir y me contesta con un leve asentimiento. Después, sube rápidamente al primer piso sin que me dé tiempo a preguntar más cosas.
Me dirijo al lugar donde creo que está la cocina y me pongo a fregar los platos. Mientras lo hago, hablo mentalmente con Isaac. Se me hace muy raro que pueda oír mis pensamientos, pero no quiero arriesgar a que alguien me escuche hablar y se piense que estoy loca (cosa que ni siquiera yo misma tengo muy clara).
-    ¿Crees que debería salir?
-    ¿Por qué no? Samuel te ha dicho que puedes y si te pasas la vida encerrada te pondrás enferma.
-    Es que me da miedo que me vea alguien y se den cuenta de que mis padres han desaparecido… podría poner a esta gente en un compromiso.
-    Bah, seguro que les han hipnotizado, no pasará nada. Cuando acabes, si quieres, nos damos una vuelta por el pueblo.
Asiento y me aplico a fondo con mi tarea. Me apetece volver a salir, además, la calle es una gran fuente de inspiración, y necesito un plan para ayudar a mis padres. Creo que podría contar con Mariam y Alejandro…

En poco rato están todos los platos limpios escurriendo junto al fregadero. Me seco las manos y me asomo al comedor para avisar a Ángeles de que voy a salir.
Como ella no pone ninguna pega, salgo de la casa, que está a las afueras del pueblo. Voy corriendo hasta que ya no puedo más, me alegra mucho haber salido de allí. Aunque no me había dado cuenta, me sentía un poco encerrada.
-    ¡Como corres, menos mal que voy flotando! –ríe Isaac.
Le sonrío, pero no le he hecho mucho caso. Tengo decidido a dónde iré, y tengo que mentalizarme para no ponerme a llorar en mitad de la calle.
Avanzamos por las calles, aunque la gente solo me ve a mí. Más de uno me saluda, pero nadie menciona la panadería. Cuando llego allí, me fijo en que alguien ha cerrado la puerta acristalada de delante y arreglado la puerta trasera. Al ver que no podrán entrar a robar en mi casa me relajo un poco.
Aun así, no me apetece quedarme en esa zona y regreso al centro del pueblo. Cuando empieza a anochecer, vuelvo a Casa Morfeo, donde ya están todos.
      Hoy ha cocinado Samuel, que a pesar de ser un chico resulta ser un buen cocinero, y no tenemos que soportar la acidez de las recetas de Mariam.
      Nadie habla durante la cena, solo el Codorniz que parece extrañado por el silencio de su familia. Como nadie le hace caso, al final se calla él también.
      Me ofrezco a fregar los platos, pero todos dicen que es mejor que me acueste, que ya lo hará alguien mañana por la mañana. No entiendo tanta insistencia, pero mejor para mí.
      Subo a mi cuarto y me echo en la cama, donde me duermo sin ni siquiera quitarme el vestido.
Duermo profundamente, nada me perturba… hasta la media noche, cuando algo impacta contra mi ventana.

Kira, la gata de Mariam

--------------------------Nota de Sofía Lima-------------------------
Hola, gentecilla! Me estoy dando cuenta de que en este capítulo ocurren demasiadas cosas, estoy gastando argumentos... pero supongo que eso os gusta, así que no lo he cambiado.
No se me ocurre nada  más que decir, simplemente que comentéis y paséis la página, a ver si llego a dominar el mundo con la historia :P
Que no sea muy dura la semana.
PD: Marisa Carrillo... ya hablaremos sobre lo que pasó en Villareal (jejeje)

-------------------------Nota de Andrea Xie------------------------------------------------
Hola a todos!!!!
¿Qué tal el fin de semana?
Yo, como siempre, aburrida en mi casa.
Ayer fue el día de la paz,¿ hicisteis pajaritas de papel?
En este capítulo hemos colgado el dibujo del gatito, ¿cómo se llamaba?
Ah, si, Kira. espero que os gusten el capítulo y el dibujo.
No olvidéis comentar, bye!!! hasta el viernes!!!

viernes, 27 de enero de 2012

Capítulo 8

Se hace el silencio en la habitación. Hasta ahora Ángeles no había tenido reparos en contestar mis preguntas, pero esta vez la respuesta tarda en llegar. No viene por parte de la abuela, el que habla es Alejandro:
-  Si te sirve de consuelo, no creo que estén muertos. Son demasiado necesarios, tu familia es una de las más poderosas.
Déjame hablar a mí, Álex. Este tema es importante –le corta la abuela-.
   Desde luego, el chico tiene razón con lo que ha dicho –ahora de dirige a mí-. Al igual que a su familia, les tendrán por ahí prisioneros y estarán intentando convencerles para que se unan a su bando
-   ¡Mis padres nunca le harían daño a nadie! –replico yo. No veo capaces a mis padres de ponerse a matar a las familias más débiles.
-    Bueno, padres… -dice Mariam con tono misterioso- Seguro que a tu padre le han matado o le han abandonado en algún país lejano ¿Para qué quieren ir tirando de un mortal?
Después de estas terribles palabras por parte de la chica todos los que hay en la habitación comienzan a discutir, dejándonos apartados a Isaac (que intenta consolarme diciendo que Mariam es muy negativa) y a mí.  Sus palabras no me reconfortan, necesito hacer muchas más preguntas, pero estoy demasiado “cuajada”. Pensar que mi padre, con sus manos llenas de harina y ese típico olor a pan, podría estar muerto… me siento incapaz de imaginarlo.
De pronto se oye un portazo y los que estaban discutiendo se callan. Todos se sientan bien, como si intentasen disimular que hasta hace unos segundos estaban pegando voces. No comprendo nada hasta que veo entrar al Codorniz por la puerta. Comprendo que no debe enterarse de todas estas peleas entre dioses, aunque Alejandro me lo confirma en susurros: “No digas nada delante de él. Y alegra esa cara, es mejor que no haga preguntas”
-   ¡Qué hay, familia! –por su tono de voz se nota que está borracho.
-    Joder, papá… -Mariam se levanta de la silla y se acerca a su padre- Es todos los días lo mismo. Sales de la casa y al cuarto de hora vuelves borracho como una cuba. Échate agua fría y te despejas –sale de la habitación cerrando la puerta tras de sí.
Ángeles se aclara la garganta y empieza a hablar de nuevo, aunque esta vez lo hace tan bajo que apenas la escucho:
-    Disculpa por el espectáculo, entre el numerito de Fernando y la discusión no te hemos aclarado nada. Haz las preguntas que necesites, aunque sobre tus padres solo sabemos lo que te dijo antes Álex.
Pienso un poco y decido plantear la pregunta a la que llevaba un rato dando vueltas. Tengo muchas más, pero esta es una de las que más necesitaba hacer.
-    ¿Por qué no hacéis nada contra los locos esos? Le dais mucha importancia a la guerra esta de los dioses, ¿no dará problemas que desaparezcan familias? Además, habéis dicho que se han llevado a más gente…
-    No hacemos nada porque son muchos, Andrea, muchísimos. Están muy bien organizados y son casi todas las familias más poderosas… tenemos demasiados problemas, principalmente, que nuestro número de personal es muy inferior al suyo.
En ese momento entra Mariam al comedor, con cara de malas pulgas. Cierra la puerta y  mira a su abuela con desdén.
-  No hacéis nada por que no os da la gana. Estáis todos cagados de miedo, y  mientras nosotros estamos sentados aquí tranquilamente ellos estarán secuestrando gente. Os hacéis las víctimas, pero nunca te he visto decirnos que entrenemos para enfrentarnos a ellos o que vayamos a pedir refuerzos.
Mariam parece fuera de control. Ha dado dos fuertes golpes a la mesa y está gritando. Espero por el bien de este secreto que el Codorniz esté dormido o haya vuelto a marcharse, porque los gritos de su hija  se deben estar oyendo por toda la casa.
-    ¿Y dónde pretendes que pidamos refuerzos, listilla? Ya te hemos dicho mil millones de veces que al poder están también los Hirsizlar (el grupo de dioses que quieren eliminar familias). ¡Nos matarían también a nosotros si ven que queremos resistirnos –le contesta Samuel a su hermana. Parece que él apoya la idea de quedarse quietos a esperar.
Pues yo creo que tenemos que hacer algo -intervengo tímidamente-. Según contáis se están llevando a más gente a parte de nuestros padres –miro a Álex, que está repantingado en su silla.
-¿Veis? Hasta la novata se da cuenta de que no podemos quedarnos aquí quietos.
¡¡¡Callaos de una vez!!! –el grito de Ángeles nos asusta a todos. Está roja de ira, parece que va a explotar de un momento a otro- No quiero que volváis a hablar de ir a rescatar a vuestras familias nunca más. Que hubiesen tenido cuidado de no dejarse secuestrar. Y tú, Mariam, no tienes por qué meterte en las locuras de estos dos.
Entonces ocurre algo que no me habría esperado. Alejandro se levanta con su típica sonrisa, se acerca a la abuela y le escupe en la cara. Después nos coge de las manos a Mariam y a mí y sale corriendo. Mariam ríe como una chiquilla, aunque yo no sé qué hacer. No me parece bien el gesto de Álex, pero entiendo que no lo agrade que la abuela se metiera con sus padres.
Subimos por las escaleras y cada uno se mete en su cuarto, supongo que nos espera una buena regañina (si no, una paliza) por parte de la abuela.

Me echo en mi cama, confusa. Apoyo la idea de luchar por recuperar a nuestras familias, pero no sé lo que puedo hacer. Le pregunto a Isaac, que me ha seguido y está sentado en el suelo conteniendo la risa.
-   ¿Qué crees que debo hacer? Me siento muy perdida.
-   Debes luchar por recuperar a tu familia, eso seguro. Lo que no sé es cómo debes hacerlo.
-   No entiendo por qué Ángeles no quiere ayudarnos, debería entender que estamos sufriendo, tendría que apoyar que intentemos salvar a nuestras familias y, si nos pilla bien, convencer a los Hirsizlar de que no deben eliminar a las otras. ¿Por qué no nos apoya? –entierro la cara en la almohada con desesperación.
-   Creo… que eso es culpa mía –murmura Isaac.

 Samuel, muy sonriente


-----------------Nota de Sofía Lima------------------------
¡Ya estamos otra vez reunidos, gentecilla! ¿Es difícil librarse de mí, eh? (jeje)
Otra vez vuelvo a dejaros con la intriga al final, o al menos eso intento. Me gusta que os imaginéis todo tipo de locuras (que deberíais contarme)
A parte de eso, solo quiero deciros que tengáis cuidado con los pingüinos que corren por las calles, siguen siendo peligrosos. Yo creo que dominarán el mundo, ellos y el frío que les acompaña.
Ah! y una preguntilla... ¿sabéis si la Ley SOPA afectará a Blogger? Es que esto me tiene preocupada...
Nada más, pasad un buen fin de semana :D
-------------------------------Nota de Andrea Xie---------------

Hola a todos! que tal el dia?
A mi super bien como siempre.
Bueno lo de siempre, ya teneis el dibujo y el capitulo 8.
Espero que os guste el dibujo, no olvideis comentar.
Que os paseis bien el finde, bye bye!