martes, 4 de septiembre de 2012

Capítulo 2. 13.


*Contado por Mariam*
No entiendo por qué me toca acompañar al tío este. Ni siquiera sé como funciona el dinero en esta época, así que no creo que vaya a servirle de mucha ayuda. La situación me resulta bastante incómoda, aunque soy fuerte no me gusta caminar con un desconocido por un lugar que no conozco. Casi agradezco que Alex y Andrea nos estén siguiendo. Intentan esconderse, pero llaman mucho la atención. Son incapaces de estar un minuto en silencio.
Estamos entrando a una tienda bastante grande a la que Jose llama “supermercado”, de paredes blancas y un gran letrero verde con el nombre de la empresa, cuando Andrea tropieza con un niño pequeño. La madre de este, una vieja bastante gorda con el típico vestido de flores rosas, empieza a regañar a voces a mi amiga, lo que hace que llamen aún más la atención. El chico del futuro no tarda en darse la vuelta y descubrir la presencia de nuestros perseguidores.
Se lleva las manos a la cara y, murmurando maldiciones, se acerca a ellos y le planta cara a la mujer:
-     Oye, viejales, ya estás dejando en paz a mi amiga, que aquí todos cometemos errores. Los primeros fueron tus padres, consintiendo que nacieras. Gorda, que estás muy gorda –dicho esto, coge a cada uno de los chicos por un brazo y entra muy digno a la tienda. Los sigo sin mirar atrás hasta que llego dentro.
A través de las puertas de cristal, vemos a la señora gritándonos todo tipo de improperios. La gente que pasa por la calle se aleja de ella pensando que está loca. ¿Es, acaso, normal que alguien le grite a una puerta? Nos alejamos caminando entre estantes llenos de comida y, cuando nos alejamos lo suficiente de la entrada, los dos chicos estallan en carcajadas.
-     ¡Que gesto se le ha quedado a la vieja, estaba que se la llevaban los demonios! Me tienes que enseñar a poner esa  cara de seriedad al insultar –Alejandro es incapaz de controlar la risa.
-     Cuando quieras, macho. Y buscamos a la vieja y la saludamos los dos juntos –siguen riendo, mientras Andrea les mira con cara de enfado.
-     Sois muy malos, no hacía falta decirle gorda. Solo se ha enfadado un poco…
Al hablar ella, Jose parece acordarse de que esos dos no nos acompañaban desde el principio y su expresión se vuelve seria. Alex, al ver que su compañero de risas está cabreado, se calla y se coloca al lado de Andrea en un gesto entre protector y asustado. Poco tarda el chico del futuro en empezar a discutir también con ellos:
-     Y, ahora… ¿me vais a explicar por qué nos estabais siguiendo? No sé si os dais cuenta de que llamáis mucho la atención, con esos modales y esas ropas del año de la polca. Y más ella, con todo el brazo vendado.
Los dos se miran sin saber qué decir hasta que Jose se gira y sigue andando. Es un tío la mar de raro. Con esas rabietas que le dan, podría ser divertido convivir con él. Espera… ¿en qué estoy pensando?

*Contado por Andrea*
Mientras caminábamos y observábamos a los chicos, comprendí más o menos lo que Alejandro había querido decirme. Esos dos son exactamente iguales, cambios rápidos de humor, nerviosos, activos y bastante bordes. Se podría decir que están hechos el uno para el otro si no estuviese el problema de que son nieto y abuela. Aunque en esta situación, el nieto es mayor que la abuela.
-     ¿No sería mejor que les contásemos lo que sabemos? Podría darnos problemas que llegasen a… a… a algo más –le pregunto cuando nos alejamos un poco para buscar las verduras de la ensalada.
-     Sería lo más cómodo, pero si Samuel no ha propuesto esa solución, es que no es válida. Él es el de las grandes ideas, es imposible que no se le haya ocurrido algo tan básico. Tiene que haber algo más que se nos escapa relacionado con el cuento ese. –dice el chico mirando fijamente una caja con tomates.
-     Álex… ¿por qué crees que no nos dejan leer el libro?
El dios del tiempo posa en mí su mirada, con cara de extrañeza. De pronto, se pone aún más serio si cabe y sus ajos se abren como platos. Parece preocupado por algo, pero tarda unos segundos en explicarme su teoría.
-     ¿Recuerdas lo que dijo Samuel del final del libro? Creo que no le había gustado mucho. A lo mejor está intentando cambiar la historia, Andrea. Solo él y Stefania han manipulado ese libro, y ella ni siquiera terminó de leerlo. Así que, si quiere cambiar la historia a su antojo, no le resultaría nada difícil. Con manipular una pequeña parte toda la historia podría cambiar radicalmente.
-     ¿Estás sugiriendo que Samuel nos ha traicionado? No puede ser,  sois sus amigos de toda la vida y él es un chico sensato y bueno…
-     Eh, tranquila, no tiene por qué ser precisamente eso. Por ahora, vamos a coger esos pimientos antes de que Mariam y Jose sospechen de nuestras conspiraciones y, esta noche, pasaremos a la acción. Pero no se lo digas a nadie o Samuel podría enterarse. Es mejor que todo esto quede entre nosotros mientras no estemos seguros.
Asiento.
No hace falta que Álex me explique su plan. Está claro que tiene intención de conseguir el libro y leerlo sin contar con los demás. Ahora que parece estar fraguándose una traición, tendremos que estar más unidos que nunca y esforzarnos por llevar a cabo todos los planes secretos de mi loco amigo.
       Aunque esos planes locos pasen por robar un libro del que un posible Hirsizlar no se separa en ningún momento.

-----------------Nota de Sofía-----------------
No sé si es corto o largo, pero me gusta bastante este capítulo. Tiene su puntillo gracioso, y la emoción no le falta. Pero, si no os habéis quedado content@s, mañana o pasado tendréis otro capítulo (aunque no sé qué día es hoy). 
Me he sentido muy mal por tardar tanto y me he puesto las pilas, intentaré volver a la carga ahora que han terminado las vacaciones.
¡No olvidéis dejarme un comentario halagador en el que digáis lo perfecta que soy! ^^

1 comentario:

  1. AL FIN *____________________________* Ya solo por subir por fin te hacía una estatua è.è Es corto D: Ya puedes ir subiendo pronto o...o...o algo xDD Jo,qué ganitas de más :)
    ¡Un beso!

    ResponderEliminar